María Elena Walsh, Paisaje de elegía — vía Sucitrep Osat




















No escuches mi dolor, tú que me heriste. 
No te reclama ya ningún acento.
Sólo en mi corazón la sangre es triste.
(¡Oh lentas calles del otoño lento!)

No te requiero un solo mandamiento.
-Tú que me niegas, tú que no me diste-
No sientas esta muerte que yo siento.
(¡Oh tristes voces del otoño triste!)

Que sólo a mis entrañas se refiera
este clamor, este importante frío.
Quiero que no te alcance mi lamento.

Pero si alguna vez te desespera
un gran silencio, es el silencio mío, 
(¡Oh lentas sombras del otoño lento!)





En Otoño imperdonable (1947)