Nueve poemas de Ezra Pound

















La buhardilla


Ven y apiadémonos de los que tienen más que nosotros.
Ven, amiga, y recuerda
que los ricos tienen criados y no amigos.
Y nosotros tenemos amigos, no criados.
Ven y apiadémonos de solteros y casados.

El alba entra en puntas de pie
como una dorada Pavlova
y yo estoy próximo a mi deseo.
Nada puede darnos la vida
mejor que esta hora de clarísima frescura, 
la hora de despertarnos juntos.


Trad. Carlos Viola Soto




La vendedora de tienda


Por un instante se apoyó sobre mí
Como una golondrina abatida sobre un muro.
Y hablan de las mujeres de Swindburne,
Y de la pastora encontrada por Guido
Y de las rameras de Baudelaire.


Trad. Carlos Viola Soto




En una estación de metro


La aparición de estos rostros en la multitud.
Pétalos en una rama oscura y húmeda. 


Trad. Marcelo Covián




Albâtre


Esta dama en su blanca bata de baño que ella llama un peignoir, 
es por el momento, la amante de mi amigo,
y las blancas patas delicadas de su blanco perrito
no son más delicadas de lo que ella es,
y ni el mismo Gautier hubiera desdeñado sus contrastes en blanco
cuando está sentada en un sillón entre dos velas indolentes.


Trad. Gerardo Gambolini




X


Bajo el techo hundido
se refugió el estilista,
sin paga, sin renombre,
por fin al margen de los tumultos del mundo
la Naturaleza lo recibe;
con una amante plácida e inculta
ejercita sus talentos
y el suelo conoce su angustia.
El refugio contra las controversias y sofisticaciones
gotea por la paja del tejado;
él ofrece una comida suculenta;
la puerta tiene un picaporte que rechina.


Trad. Gerardo Gambolini




Gráfico de fiebre


a la manera de Morand


MUESTRA


Mis dedos están llenos de disturbios,
Mi sombrero hongo lleno de ideas,
Mi pañuelo está lleno de lamentos.
La gente que vierte su corazón estropea
mi infelicidad.
Uno buscaría en vano una risa loca de dos horas
en la Colección de Autores Famosos.
El optimismo es una bebida higiénica
de Boston, inventada por Emerson.
El húmedo y voluntarioso cocodrilo,
de J. J. Rousseau embarra el agua de Evian.
Una pareja hace adquisición 
de una pasta en tubo para la reproducción,
pero nada calma su tormento.
En la vereda,
en la que una luna ovoide ya está instalada,
un cielo magenta yace calcado
entre tallos articulados y flores de celuloide.

En cuanto a mí,
prosigo mi encantador caminito hacia la cruz.


Trad. Jorge Aulicino




Erat hora


"Gracias, pase lo que pase". Y entonces se volvió
y así como el rayo de sol que cae sobre flores colgantes
se apaga cuando el viento las aparta,
se alejó de mí rápidamente. Más aún, pase lo que pase
fue una hora de sol y los dioses más altos
de nada mejor pueden jactarse
que de haber visto transcurrir esa hora.


Trad. Jorge Fondebrider




El alquimista


Canto para la transmutación de los metales


Sail de Claustra, Aelis, Azalais
Mientras se mueven entre árboles brillantes;
Mientras sus voces, bajo los alerces del Paraíso
Emiten un sonido cristalino
Sail de Claustra, Aelis, Azalais,
Raimona, Tibors, Berangèrë,
Bajo el oscuro brillo del cielo;
Bajo la noche y sus graznidos,
Traigan el caracol de azafrán,
Traigan el oro rojo del arce,
Traigan la luz del abedul en otoño
Mirals, Cembelins, Audiards, 
  Recuerden este fuego.

Elain, Tireis, Alcmena
Entre el susurro plateado del trigo,
Agradiva, Anhes, Ardenca,
Desde el aquietado lago color ciruela,
Desde los difusos tonos de agua
Trigan la bruñida naturaleza del fuego;
Briseis, Lianor, Loica,
Desde la extensa tierra y el olivo,
Desde los álamos que lloran su ámbar,
Ante el resplandor de una antorcha pesquera
Recuerden este fuego.


Midonz, con el oro del sol, la hoja del álamo, a la luz del ámbar.
Midonz, hija del sol, brote del árbol, plata de la hoja, luz del ámbar amarillo
Midonz, don de Dios, don de luz, don del ámbar del sol,
Ilumina este metal.


Anhes de Rocacoart, Ardenca, Aemelis,
Desde el poder de la hierba,
Desde la blancura seminal,
Desde el vigor del retoño,
Desde el cobre de la hoja otoñal,
Desde el bronce del arce, desde la savia en la rama;
Lianor, Ioanna, Loica,
Por la agitación de la aleta,
Por la trucha adormecida en las aguas verdosas;
Vanna, Mandetta, Viera, Allodetta, Picarda, Manuela
Desde el resplandor del cobre rojizo,
Ysaut, Ydone, leve susurrar de las hojas,
Vierna, Jocelynn, valor de los espíritus,
Por el espejo del cobre bruñido,
Oh, reina del ciprés,
Surgida de Erebus, la extensión del soplo,
Aliento de las profundidades del mundo,
Surgida de Erebus, de los delgados despojos de aire, que yacen bajo el mundo;
Surgida de la desteñida hoja marrón,
Trae la imperceptible frescura.


Elain, Tireis, Alcmena,
Aquieten este metal
Dejen que los manes eliminen su terror, dejen que eliminen su esencia líquida con fuego.
Dejen que adopten el cuerpo lechoso del ágata,
Dejen que adquieran el óseo metálico.


Selvaggia, Guiscarda, Mandetta,
Lluevan cristales de oro sobre el agua
Azur y cristales de plata del agua,
Alcyon, Phaetona, Alcmena,
Palidez de la plata, pálido lustre de Latona
Por ellos, protejan este alambique
De la maldición del rocío.
Elain, Tireis, Allodetta
Aquieten este metal.


Trad. Javier Cófreces y Matías Mercuri




Francesca


Surgiste de la noche
y había flores en tus manos,
ahora surgirás de entre una confusión de gente,
de un tumulto de charla sobre ti.

Y yo que te he visto entre las cosas primordiales
me enfurecí cuando escuché tu nombre
en sitios ordinarios.
Quisiera que las frescas olas fluyeran por mi mente,
y el mundo se secara como una hoja mustia
o como un diente de león para así ser barrido,
de modo que pudiera encontrarte de nuevo,
a solas. 


Trad. Ezequiel Zaidenwerg






En: Argentarium, Recopilación y selección por Jorge Aulicino, Ediciones en Danza ©, Buenos Aires, 2009.