Miguel de Asúa — Ciencia y literatura. Un relato histórico















En el momento de la constitución de la ciencia moderna existía el concepto de un "libro de la naturaleza", redactado, tal vez, en oposición a un libro de la Revelación (y también no). Ese primer libro se suponía escrito en un lenguaje matemático. 
Para Michael Robert lo común a la ciencia y las humanidades es la pasión por el conocimiento. Para Huxley, la ciencia sirve para investigar, ordenar y comunicar las más públicas experiencias humanas, y la literatura, (aunque trata también de dichas experiencias públicas), toca las experiencias privadas del hombre. Esto tendría paralelo con los respectivos discursos: el lenguaje de la ciencia es instrumental, se ajusta a un marco de referencia existente (o busca uno nuevo). El lenguaje literario no es un medio, como en la ciencia, sino un fin en sí mismo. La diferenciación de estos dos tipos de discursos, a partir de la cual la literatura sería considerada una empresa estética, llega en el siglo XIX. Tanto hombres de letras como hombres de ciencia, tenían, en un principio, un educación común que compartía un lenguaje común, sirva de ejemplo, James Clerk Maxwell, que comienza su artículo sobre el éter en la Enciclopedia Británica (ed. novena) citando el Cratilo de Platón. La palabra ciencia en el sentido de "ciencia" natural data del siglo XVI, popularizada por Francis Bacon. La palabra "científico" es de  origen inglés, acuñada por William Whewell, a mediados del siglo XIX. 
Para el educador Matthew Arnold (1880), inspirado por el poeta Wordsworth, ciencia y poesía no estaban alejadas, la poesía se alberga en el semblante de toda ciencia. Gillian Beer, de la Universidad de Cambridge, clasifica en tres los estudios sobre ciencia y literatura: primero, aquellas obras que explican la obra literaria a través de su base científica (allí, la ciencia proporcionaría la "clave" de su significado); segundo, los textos literarios que habrían propuesto ideas luego demostradas por la ciencia; y por último, las obras que analizan la interacción entre ciencia y literatura. Beer, autor de Las tramas de Darwin, afirma allí que Darwin debió trabajar contra el lenguaje debido a que este encarnaba de suyo y para su época ideas de diseño y creación.
En este libro de Miguel de Asúa se ven relaciones entre ciencia y literatura desde la perspectiva de la historia de la ciencia, esto es, la ciencia en la literatura.

En Grecia apareció una filosofía de la naturaleza (interrogación por las causas de las cosas) cuestionando las narraciones de los dioses. Para esta crítica cumplió un rol importante la poesía didáctica y la descripción enciclopédica de la naturaleza. El saber mesopotámico sobre la naturaleza estaba ligado a las formas de expresión, así, la astronomía estaba ligada a la astrología y la adivinación. La primera colección de augurios data de 1750 a. C. Un cambio al respecto se puede advertir a partir de dos textos: el Enuma Anu Enlil y el Mal Apin, ya que este último catalogaba los fenómenos celestes sin su relación con la adivinación. La astronomía babilónica llegaría a ser predictiva, podía establecer efemérides de fenómenos celestes pero no buscaba una explicación geométrica de los fenómenos (causas) como sí lo harían los griegos. Esta disciplina sería la cosmología, que en Mesopotamia, era patrimonio de las cosmogonías sagradas: el Enuma Elish (1800 a. C.) era un poema que relataba la creación del mundo en relación a la generación de los dioses. Se enfrenta un pareja primordial, Apsu (agua dulce) y Timat (agua salada) y originan luego otros dioses hasta llegar a Marduk, que lucha con Tiamat (que es además el caos primordial y representa lo demoníaco). Marduk, dios formador, establece el cielo y la Tierra con los despojos de Tiamat. Vemos así como no carece de sentido -aunque sí de pertinencia histórica- decir que en Mesopotamia la cosmología era ciencia y literatura. La Teogonía de Hesíodo es también una cosmología ligada a las cosmogonías. La imagen del universo propuesta por Homero sería ésta (VIII a. C.). Al principio reina el Caos y de él surge Gea y Eros. Gea da a luz a Urano (el cielo), por lo tanto el universo es una esfera dividida por la tierra en dos: arriba el cielo y debajo el Tártaro (a éste lo riega Estigia, hija mayor de Océano), y éste rodea -para Homero- la Tierra como un anillo. Sobre la Tierra, en el éter, se desplazan los astros que ascienden desde Océano y se hunden en él. Los trabajos y los días especie de almanaque agrario, contiene observaciones astronómicas ligadas a las estaciones con la finalidad práctica de las tareas del campo y además, contiene un calendario de navegación. 
El comienzo de la filosofía de la naturaleza se ubicaría en el siglo VI a. C. en Anatolia, con los presocráticos, que buscaban el arjé, o principio de la naturaleza, y consideraban al cosmos como un sistema ordenado, de regularidades físicas. Metón y Euctemón idearán un ciclo de 19 años con 235 meses en el que algunos años tenían 354 días y otros 384. En este marco aparece Aristófanes, poeta conservador que satirizó estas novedades intelectuales y sociales. En Las aves se burla de Tales y el conocimiento matemático. Allí aparece Metón, quien quiere trazar las calles de la ciudad que las aves construirán en el cielo. En Las nubes el blanco serán los sofistas, uno de éstos es allí Sócrates que enseña doctrinas presocráticas y ridiculiza las explicaciones de los dioses; así, enseñaba que el trueno no es causado por los dioses sino por el choque de las nubes. En la poesía didáctica destaca la Phaenomena de Arato de Soli (II a. C.) que versifica un tratado del astrónomo Eudoxo. Describe las estrellas fijas, la aparición de estrellas en el cielo y signos meteorológicos. Cicerón la llevó al latín con el nombre Aretea. Nicandro de Colofón (II a. C.) escribió dos poemas sobre antídotos y venenos citados hasta el Renacimiento. De rerum natura de Lucrecio enseña la filosofía natural de Epicuro. En ella, la teoría antigua atómica que introduce el parenklisis o clinamen (viraje) para eliminar la objeción de determinismo (los átomos cuando caen en el vacío se desvían). Estas especulaciones no tienen parentesco alguno con el modelo Rutherford-Bohr. No es anacrónico decir que Los trabajos y los días y los Elementos de Euclides son géneros distintos (pertenecen a esferas distintas). Sí es anacrónico en cambio hacerlo con Naturalis historia de Plinio (24-79), puesto que es un museo de todo lo que el mundo conocido tenía de descriptible (geografía, costumbres, minerales, plantas, artes, economía, etc.) Este género se inaugura con Plinio y reaparecerá recién en el siglo XVIII con Buffon. Pero a diferencia de la primera, la historia natural de Buffon es todavía apreciada. Plinio quedó como depósito de curiosidades: tal es que del elefante llega a decir que era capaz de escribir en griego y que adoraba los astros. 
La "scientia" en la Edad Media fue ante todo un programa de transmisión, elucidación e interpretación de textos. El nucleo son las universidades, el instrumento la lógica y la ciencia aristotélica. El llamado "renacimiento del siglo XII", fueron estudios humanísticos en las nuevas escuelas catedralicias (su epicentro fue las de Chartres, Orleans, Rheims, etc.) Característico de este momento es el Megalogican (1159) que promovía un estudio de la lógica exclusivo y en desmedro de los autores clásicos. La "nueva lógica" estaba representada por las obras de lógica de Aristóteles que en el siglo XII fueron traducidas al latín, como ser, Primeros y segundos analíticos. La aplicación de la lógica para resolver sentencias contradictorias de textos anteriores de autoridades dio origen a la escolástica. Seguía siendo una empresa puramente textual (lógica puramente abstracta). El más famoso de los poemas didácticos médicos se remonta al Corpus Hipocrático (IV a. C.) sobre dieta y modo de vida. Fundada por Hipócrates y Galeno, la misión del médico era mantener la complexio, el equilibro de la cualidades asociadas a los humores. Se buscaba restaurar el organismo con alimentos o drogas "calientes y secas" en afecciones "húmedas y frías". Incluída en esta tradición está el Régimen de la salud de Salerno (XI) que posee aforismos y una parte sobre flebotomía o sangría (está en el marco de la teoría humoral) y prescribía cosas como que dormir después de comer en los meses con "r" enfermaba. En el siglo XIII se produce un giro hacia el realismo, un alejamiento del enfoque simbólico platónico; este giro está asociado a las nuevas obras aristotélicas recuperadas y se ve en el surgimiento de las enciclopedias de la naturaleza (su impronta era organizar los saberes del mundo natural y por otro lado los del mundo sobrenatural). La astronomía fue uno de los saberes exactos más difundidos en la antigüedad y Edad Media latina. La astronomía medieval descansaba en el Almagesto ptolomeico y era para predecir las posiciones de los astros. Estas era las ideas cosmológicas de Dante: la Comedia alberga algunos conocimientos técnicos de astronomía (una alusión al movimiento del sol que engendra los equinoccios, por ejemplo). Un siglo más tarde, Chaucer despliega en sus obras bastantes conocimientos sobre medicina, astronomía, etc. Realizó el primer tratado inglés sobre el astrolabio. El humanismo como programa de restitución de posiciones clásicas favorecería el futuro desarrollo del conocimiento exacto por la puesta en circulación de obras de Arquímedes y obras perdidas de Galeno. Bacon (XVI) lanza su proclama de torturar la naturaleza hasta hacerle decir sus secretos. En el humanismo de Petrarca vemos una crítica a los médicos de la época en tanto que "leen todo, Aristóteles, Séneca, Virgilio, retórica, y lo que es peor, alquimia y sólo dejan de lado la medicina". El renacimiento no fue un momento de florecimento científico, estas revoluciones fueron conservadoras (el trabajó de Copérnico no rompía del todo con el pensar aceptado): Copérnico postuló el heliocentrismo pero dentro del  marco epistemológico de Ptolomeo. En ciudades del norte de Italia, no obstante, hubo algunos avances en mecánica y álgebra. Esta revolución fue más filológica que empirista. Así, Gesner, estaba interesado tanto en el conocimiento de la naturaleza como en la filología y así lo demuestra su erudita Historia animalium que recupera todo cuanto se había dicho al respecto. Estas inmensas obras del Humanismo usaban cualquier fuente de información sin separar lo científico de lo literario. Es destacable Syphilis sive de morbo gallico de Girolamo Fracastoro, poema sobre la sífilis, mal francés así llamado puesto que su diseminación estuvo vinculada a una invasión francesa conformada por mercenarios de toda europa a la península (1494). Importa en esta obra la doctrina de la infección expuesta basada en el concepto de "semilla de enfermedad" de Lucrecio según la cual "hay simientes de cosas que andan volando y causan enfermedad". En cuanto a los alquimistas, Robert Greene, pone un personaje histórico en una obra de teatro como un mago que fabricaba maravillas (se trata del personaje histórico Roger Bacon que fuera también estudioso de óptica, filosofía natural y defensor del método experimental). Hay paralelos de esta obra con una contemporánea, La trágica historia del Dr. Fausto, de Marlowe. Otro alquimista es el de La Tempestad de Shakespeare, Próspero, duque de Milán cuyo gobierno le fuera arrebatado por su hermano Antonio y que refugiado en una isla domina con su magia a la criatura subhumana Calibán. Esto muestra que en el Renacimiento la magia era parte de la filosofía natural (los ingenios técnicos, la mecánica, se veían como magia "natural"). La alquimia estuvo ligada a las doctrinas médicas de Paracelso, quien propugnaba la abolición de la medicina basada en la terapeútica herborista de Galeno, y propugnaba una mineral. Ben Jonson satirizó en El alquimista a éstos como estafadores de clientes estúpidos y codiciosos. El protagonista, Subtle, expone la fabricación de la piedra filosofal combinando la teoría aristotélica de la materia y la teoría alquímica de Paracelso: una exhalación líquida y aceitosa se une a una tierra viscosa, si la abandona la humedad y se seca, se forma la piedra, si mantiene la humedad aceitosa se vuelve mercurio y azufre (padres de todos los metales). El siglo de la revolución científica se atribuyó al XVII; sus actores, Galileo, Descartes, Boyle, Newton, etc. Recordemos que Newton se interesó por la cronología bíblica. Surgen en este siglo instituciones de cuerpos colegiados como Royal Society (Inglaterra) y la Academia de ciencias (Francia). Toma cuerpo la idea de que el lenguaje de la ciencia es un lenguaje especial. La Ilustración es el paladín de la ciencia, ésta es su modelo de saber. Voltaire, D´Alambert, Diderot eran matemáticos o al menos aficionados a las ciencias exactas. Importó la claridad de ideas de la prosa de Voltaire para la difusión de Newton. Lavoisier constituyó la química sobre la base de una lengua artificial y precisa. 
John Donne en su poema Una anatomía del mundo se escandaliza del heliocentrismo. Henry More sí adopta la poesía como vehículo para difundir el copernicanismo. No sucede lo mismo con Milton quien hace decir en su Paraíso perdido al arcángel Rafael que el hombre no debe escuadriñar cosas ocultas que interesan a Dios. A pesar del geocentrismo de este poema "se exhala el sentimiento del abismo cósmico" y además hay observaciones de Galileo tales como la referencia a los satélites de Júpiter. Pascal, quien se extasiaba ante la infinitud del cosmos, en sus Pensamientos alude al tema de los dos infinitos, el celeste y el atómico. Ya cerca del siglo de Oro español se ve la incorporación a los textos de contenidos médicos o del mundo natural. El caso, Rabelais, que médico y editor de textos médicos, en su Gargantúa hace desfilar datos médicos. La crítica a la medicina de Galeno se canoniza en las sátiras de Molière. En el final de El enfermo imaginario se responde que el opio hacer dormir porque posee una "fuerza dormitiva" (falacia del círculo vicioso). Quevedo desplegó una impiadosa crítica a todos los médicos, alquimistas, y astrólogos. En sus Sueños y Discursos el boticario, por ejemplo, es condenado. En un soneto satiriza la alquimia: "¿Será la tierra adúltera a los soles / por concebir de un horno siempre ardiente?" ("adúltera porque según Aristóteles el sol engendra los minerales de la Tierra). Góngora se burla de la uroscopía en sus letrillas, es decir, del diagnóstico a través de la orina. Tirso de Molina en El amor médico utiliza un enredo amoroso para burlarse de la teoría galénica de los humores (abundan discursos tachonados de frases latinas y tecnicismos para impresionar a los pacientes). 
Newton en los Principia reformuló la mecánica de Galileo y en su Optiks sentó las bases de lo que sería la física de la luz, el calor y la electricidad, etc. Surgió pues en el siglo XVIII una tradición de poesía newtoniana. Esta tradición se extendió hasta el siglo XIX pero en Wordsworth ya no muestra a Newton como genial ordenador del universo sino como un solitario y melancólico filósofo naturalista del pensamiento infinito. En el siglo XVIII se extiende en Inglaterra el argumento del diseño. Esta noción sumada a la ciencia newtoniana dio lugar a la literatura Hexameral cuyo tema fue el relato de maravillas naturales resultado de los seis días de creación divina. El poema satírico de Samuel Butler El elefante en la luna habla de dos observadores con telescopio que creen ver un elefante en la luna cuando ven una mosca en el extremo del tubo. También para Butler los secretos de la naturaleza eran insondables y su inquisición provenía de la soberbia humana. Pope critica los afanes de la ciencia porque desviarían el conocimiento del hombre mismo y decía que Newton visto desde la mirada de los ángeles no era más que un mono.  
El ataque más fuerte a los miembros de la Royal Society se debe a Jonathan Swift en el marco de la "Querella entre antiguos y modernos". William Temple se decía que los últimos estudios de Gresham College o academias de París no habían eclipsado para nada al Liceo de Platón y la Academia de Aristóteles. Temple fue jefe de Swift y William Wotton criticó al primero por lo cual Swift contratacó con Batalla de los libros. Los viajes de Gulliver tiene su parte crítica al conocimiento exacto. La isla de Laputa, construida sobre diamante, tiene en el centro un imán gracias al cual se desplaza por el aire y está habitada por estudiosos de matemática, música y astronomía. Al describir el imán Swift utiliza, parodiándolo, el estilo del periódico de la Royal Society. Gulliver describe una máquina que produce frases al azar las cuales eran compiladas en libros. La víctima de esta burla era John Wilkins, creador de un idioma artificial que impulsó a John Ray a reformular la clasificación del reino animal. En la escuela de lenguajes, Gulliver, se entera de dos proyectos: el primero, reducir las palabras a una sóla sílaba y sacar los verbos y los participios, y segundo, eliminar el lenguaje puesto que hablar corroería los pulmones. Esto es sátira a las ideas de Thomas Sprat, impulsor e historiador de la Royal Society, quien quería reformar el lenguaje para que se adapte a la nueva ciencia y además se quejaba de la proliferación de tropos y figuras que provocaban niebla e incertidumbre en el entendimiento. Descartes sostuvo una idea mecanicista de los seres vivos (animales como máquinas) y así el cartesiano Malenbranche pateaba a los perros y en Port Royal se los castiga con igual indiferencia. La insititución social del salón permitió expresar ideas científicas en formas literarias; esto respondía al programa ilustrado de difusión. George Louis Leclerc, conde de Buffon, traduce la obra matemática de Newton y es autor del Discurso sobre el estilo donde establece un paralelo entre discurso, método y acción de la naturaleza y analogía entre procesos de producción orgánica y el estilo. Voltaire introduce a Newton en su país; en sus cartas newtonianas (la número 14) sostiene mordazmente que al cruzar el canal de la Mancha cambiaban las leyes del universo (Descartes vs. Newton). En su Venus física Moreau de Maupertuis expone su teoría de que el individuo se genera de la mezcla seminal de los dos progenitores. 
Rousseau encarna la crítica romántica a la ciencia a la que veía corruptora de lo natural. Fue cultor de la botánica y esto está ligado al apego desengañado que sentía por los hombres y a una concepción de que la botánica era de las más nobles disciplinas exactas. Como se sugirió, Lavoisier fijó una nomenclatura química usando el lenguaje. Para él, el origen de toda idea estaba en los sentidos. Creía, con Condillac, que las lenguas era métodos analíticos, un álgebra simple y exacta. Durante el romanticismo en Inglaterra se critica la ciencia y la tecnología asociándolas a la Revolución Industrial. Del romanticismo alemán la física y la geología fueron las ciencias preferidas. Humboldt describió la naturaleza exótica producto de sus viajes. Dos instituciones científicas alcanzaron prestigio en Francia: El museo de historia natural y la Escuela politécnica que albergó a matemáticos, físicos y químicos tales como Laplace, Lagrage, Monge. En la Francia napoléonica se cultivó la poesía didáctica con temas científicos, trataban por ejemplo, de la medición de la luz a partir del método astronómico de los satélites de Júpiter, la geometría euclidiana, el principio del barómetro, la reflexión de la luz, la expedición a Laponia de Maupertuis para verificar el achatamiento de los polos. D´Adoust cantó a la composición del agua por Lavoisier quien descubrió que el agua era un compuesto estimulado por la ascensión en globo de Jacques Charles (globo de hidrógeno). Lamartine recapitulaba el tema de los dos infinitos de Pascal. Hugo narra el viaje al espacio de un navío (aeroscaphe). En Alemania el romanticismo generó la "ciencia romántica". La ciencia no era entendida como conocimiento empírico sino como algo más abarcativo, como todo tipo de conocimiento sistematizado. Goethe hizo estudios morfológicos de las plantas y animales, sobre óptica, donde discutía la composición de la luz según Newton. En su novela Las afinidades electivas usa metáforas tomadas de las teorías químicas de las afinidades, teoría de la atracción de las sustancias en sus combinaciones (basada en la teoría de atracción newtoniana); esas metáforas las lleva a las relaciones entre los personajes. En Fausto Goethe pone en boca de Tales y Anaxágoras la discusión geológica entre neptunianos y vulcanistas. Los primeros, liderados por Abrham Gottlob Werner sostenían la teoría de que la Tierra estuvo cubierta por un océano (y luego surgieron los estratos rocosos); los segundos, liderados por James Hutton atribuían las transformaciones de la corteza al fuego interior (a través de los volcanes). Al igual que el Fausto de Marlowe, el héroe manifiesta la desilusión del conocimiento de la ciencias (a pesar de saber filosofía, derecho, teología, medicina, ser magister). En una escena Mefistófeles profiere el verso famoso "Gris, querido amigo, es toda teoría / y verde el dorado árbol de la vida". Se ve en Fausto la inutilidad del conocimiento escolástico, la alquimia, etc. y Goethe recuerda que la ciencia se origina y vuelve a la poesía. Idea que compartía Schlegel quien pensaba que toda ciencia debía hacerse arte, y viceversa. Novalis comparte estas ideas, para él es en la poesía donde mejor se revela el espíritu de la naturaleza. Él había trabajado en ingeniería de minas de sal y en prospectiva geológica. Humboldt con su perspectiva romántica desplegó en Kosmos la perspectiva analítica y la precisión empírica. Misioneros del Virreinato del Río de la Plata escribieron obras donde se habla de los habitantes indígenas, la historia natural del territorio, asociado a la historia civil y eclesiástica. Uno destaca, el jesuíta Martin Dobrizhoffer con su Sobre los abipones donde desarrolla el relato histórico y geográfico del Paraguay y el Río de la Plata, los abipones, animales y plantas. Esta obra se diferencia de la de naturalistas profesionales patrocinados tales como Darwin o D´Orbigny, en cuyos textos aparece la dimensión subjetiva del yo viajero que narra objetivamente. D´Orbigny protagoniza un relato de aventuras: escapa de piratas, pasa noches enteras bajo lluvias torrenciales, se enfrenta con sus manos a un jaguar, organiza la defensa contra la invasión de indios en la Patagonia, atraviesa desiertos, siempre está a punto de naufragar y tiene un fiel compañero (su perro Cachirulo). A diferencia de la historia natural romántica de Humboldt, aquella es especializada y positivista. En la tradición de Goethe (y no de Newton) Wordsworth afirma la supremacía de la poesía en la vida de los humanos y ve a la ciencia como un derivado. William Blake consideraba la ciencia o tenía una visión de ella como espiritualmente degradante. Blake también se oponía a la Revolución Francesa a la que veía encaminada a una racionalización represiva y a la Revolución Industrial por su maquinismo que asociaba a Bacon y Newton. En un poema alegórico-profético imagina a Bacon y a Newton enfundados en mortajas de acero cirniéndose sobre Inglaterra. John Keats, que fue aprendiz de farmacéutico y practicó la medicina, en su poema Lamia, presenta bajo este nombre un monstruo que cobra la apariencia de una bella joven y representa a la ciencia cuya univocidad de lenguaje tendría consecuencias catastróficas. En la segunda mitad del siglo XIX asistimos a la segunda Revolución Industrial en la que se transfiere la ciencia a la tecnología y esta a la industria. Flaubert pensaba que el arte se haría más científico y la ciencia más artística. En Madame Bovary se describe con precisión clínica la gangrena provocada por el aparato ortopédico que prueba en un joven el dr. Bovary. En Bouvard y Pécuchet se revisan las ideas y prácticas de la época. Dos copistas mediocres se retiran a una villa a cultivar las ramas del saber y el hacer. Discuten, por ejemplo, el neptunianismo y el plutonianismo, también la controversia de Cuvier, quien defendía la fijeza de las especies contra Lamarck. Émile Zola inspirado por el fisiólogo Claude Bernard intentaba fundamentar una teoría literaria que asimilara la literatura a la ciencia. Bregaba por estudiar las modificaciones del medio y las circunstancias no apartandose de los hechos de la naturaleza. El lenguaje de Zola está calcado del de Bernard ("observador", "experimentador", "hechos", "fenómenos", "leyes naturales", son ejemplos). En su saga sobre la familia Rougon-Macquart (20 novelas) ilustra la teoría psiquíatrica de la degeneración. La teoría afirmaba la herencia de la enfermedad mental y la acumulación de rasgos patológicos a medida que se bajaba en el árbol genealógico. Zola aspiraba a ser un científico social con sus novelas, cada una considerada como un experimento. En la cultura victoriana se sucedía entonces el conflicto entre evolucionismo y creacionismo. Browning retoma Jenófanes para decir que los humanos imaginan sus dioses antropomorficamente. Las novela de la novelista George Eliot Middlemarch acusa préstamos darwinistas. Ahí se ven dos personajes con intereses científicos, un clérigo, Farebrother, aficionado a la historia natural y un médico joven, Lydgate. A este le interesaba el mundo microscópico, inspirado por Bichat y su teoría tisular según la cual los órganos estaban compuestos por un número definido de tejidos, aspiraba a dar con el tejido primordial. Farebrother era lejano a la pasión analítica del joven y su interés era naturalista, contemplativo. Hardy también acusa darwinismo. En Un par de ojos azules logra un paralelo entre la escala de la vida humana con el patrón de la vida en la Tierra. A punto de morir, el protagonista evoca el tiempo geológico, cuando está por caer de un acantilado. El interés de Hardy hacia la astronomía se ve en Dos en la torre, sobre la relación entre un astrónomo de veinte años y una mujer más grande. Contemplando en la torre con un telescopio el joven astrónomo se abisma emocionalmente y dice que más que cosas monstruosas por su forma las hay por su magnitud. También en este personaje están las ideas de William Thonson, quien postuló la disipasión de la energía mecánica que generaliza la segunda ley de la termodinámica. También la idea de entropía de Clausius. Hardy apuntaba a que en esta novela la ciencia fuera el vehículo del romance y no al revés. La historia natural inglesa de este período finisecular era ambivalente: trataba hechos de la ciencia pero intentaba despertar respuestas emocionales en el lector. 
En Argentina, en el Facundo de Sarmiento, la ciencia es referida directamente: cuando se habla de fluidos eléctricos (el nervioso) el cual está ligado a las pasiones, Sarmiento se refiere a ideas derivadas del mesmerismo. Cuando describe a Quiroga, hace pie en la frenología y la fisionomía (relación entre la fisonomía y las disposiciones morales). En un discurso sobre la embriaguez y la locura Sarmiento decía que los extranjeros era una causa de la demencia en el país debido a que eran emigrantes pobres y el elemento más degenerado del viejo continente. Sarmiento insinúa una deuda con el mayor Joseph Andrews en la prosa de sus descripciones, tales como la que hace de Tucumán, deudora por ello de la historia natural inglesa del siglo XIX. En Facundo, hay un desplazamiento de significado desde el ámbito científico natural al científico social (Sarmiento usa metáforas de la ciencia para el análisis social, por ej.: la llegada de Rosas al poder como un meteorito cayendo en la Tierra: teoría del catastrofismo de Cuvier). La paleontología, dice Sarmiento, empequeñece las creaciones de la fantasía humana. Es difícil saber si Sarmiento era catastrofista o evolucionista en tanto menciona tanto a Darwin como a Burmeister (creacionista y antievolucionista). Amigo de éste último, lo patrocinó y lo trajo a la Argentina. A veces Sarmiento supo defender más el evolucionismo de Spencer (filosófico) del de Darwin. La recepción de ideas científicas estuvo ligada a la literatura: la primera muestra de las ideas de la evolución están en un nouvelle de Eduardo Holmberg (Dos partidos en lucha) sátira que muestra una discusión entre antievolucionistas y un darwinista. Las doctrinas médico-criminalistas de Lombroso llegan a través de la narrativa de Manuel Podestá. A principios del siglo XX El inglés de los güesos de Benito Lynch muuestra a un antropólogo que busca esqueletos en un cementerio indígena en una laguna. El antropólogo es considerado un animal estrafalario por la gente del lugar. Se enamora de la hija del puestero donde para. Lynch se habría inspirado en Diario de un naturalista de Darwin. A fines del siglo XIX ya la ciencia era claramente visible, los científicos ya eran sólo científicos y no filósofos de la naturaleza. En la poesía estadounidense (siglo XIX) hay un tradición sobre temas astronómicos. Longfellow tiene poemas con títulos sugestivos (v. gr. La galaxia) pero el contenido astronómico es sólo alusivo. Whitman contrasta la visión del cielo de un astrónomo con la mera contemplación (de comunión, panteísta si se quiere). Robert Frost tiene un poema narrativo sobre un telescopio, The Star-Splitter cuyo protagonista incendia su casa para comprar un telescopio con el dinero del seguro. El carácter antiintutivo de la física fue expresada por Auden (XX): en un poema proclama que la escala humana es "mejor" que la escala microscópica y la la macrocósmica de la materia. Se pregunta que mejor sería saber para qué se quiere el conocimiento. John Updike es, tal vez, de los poetas contemporáneos, uno de los que más incorporó la ciencia. Dedicó poemas a la evaporación, la cristalización, la entropía, entre otros muchos temas. Un poema a los neutrinos, partículas subatómicas, describe su falta de masa y de carga. 
La novela policial se relaciona con el método científico a pesar de que busca explicar un evento en particular en tanto que la ciencia hacer patente una ley general que dé cuenta de todas las cosas. Ambos infieren a partir de los eventos y circunstancias una explicación causal pero a veces pueden existir varias explicaciones alternativas. En la ciencia fue gran tema de reflexión sobre su método (XVII) relacionando la ciencia teórica que postula procesos no observables tales como la teoría corpuscular de la materia de Boyle y la óptica de Newton. Sherlock Holmes dice que hace deducción analogamente a Newton que dice que sus leyes son deducidas de los fenómenos. Holmes no formula leyes. Holmes dice tener un método de "razonar hacia atrás" semejante al método científico como un arco: paso de los fenómenos observados a principios y descenso de los principios a los fenómenos (demostración). Holmes aborrece las hipótesis, como Newton, su lema sería "hypotheses non fingo" (esto es, su método nada tiene que ver con hipótesis). Para Dupin, el detective de Poe, la verdad surge de lo irrelevante, de lo colateral, asocia el análisis a la imaginación, es por ende, distinto de Holmes en tanto va más allá de lo empírico. Holmes afirma que sus conclusiones son tan rigurosas como las de Euclides. Dupin cree que los axiomas de las matemáticas no son universales pero si defiende el cálculo de probabilidades para resolver los casos detectivescos. 
Teorías físico-cosmológicas (relatividad y cuántica), descubrimientos a nivel celular y molecular, electrónica, astronáutica, robótica, alcanzan expresión en el género ciencia-ficción. El comienzo estaría en Frankenstein o El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Los creadores originales son Verne que pertenece algo más al ideario del positivismo optimista y Wells quien enmarcó su ficción científica en una crítica social, más cercana a las utopías negativas. Corriente recuperada Aldous Huxley en Un mundo feliz que contempla una crítica a la racionalidad científica. 
La frase "dos culturas" fue acuñada por Snow. A fines del siglo XIX, en Inglaterra sucedió la polémica entre el biólogo evolucionista Thomas Huxley y Matthew Arnold, uno de los principales hombres de letras además de funcionario de la administración educativa. Huxley criticó la educación tradicional basada en los clásicos. Arnold contestó sosteniendo que la literatura abarcaba obras como los Principia y Origin; para él, la ciencia era todo conocimiento sistematizado abarcando historia e idiomas. La idea de "las dos culturas" implicaba que los científicos eran ignorantes de la cultura literaria lo cual empobrecería la imaginación y los intelectuales no sabían, sirva el caso, qué era la segunda ley de termodinámica. Además criticaba a la clase dirigente de que sólo poseía un educación literaria y proponía una alfabetización científica de la clase política. Leavis, critico literario, contestó a Snow atacando la "vulgaridad" de su estilo. El físico Steven Weinberg expuso ideas en relación al libro de Alan Sokal y Jean Bricmont Imposturas intelectuales. El libro critica la apropiación y desfiguración de conceptos científicos por parte de humanistas, y la sociología que sostiene que las teorías científicas están determinadas por factores sociales. Weinberg es entusiasta de estas críticas y su idea es que los descubrimientos de la física sólo pueden tener relevancia para la filosofía cuando sean últimos. Además, que la filosofía es inútil para la ciencia. Una crítica a Weinberg sostiene que la mecánica cuántica está cargada de implicaciones culturales. Sinclair Lewis, novelista estadounidense, Nobel, escribe Arrowsmith con asistencia técnica de Paul de Kruif, un bacteriólogo que se fue con Lewis a un crucero al Caribe a discutir el argumento. La novela trata de la vocación de médico científico enfrentada a la práctica clínica mercantilista. Un profesor de bacteriología siembra en el protagonista Arrowsmith la semilla de la investigación; este personaje (Gottlieb) dice que el verdadero científico es religioso, no acepta medias verdades, quiere que todo esté sujeto a leyes y mira con malos ojos a antropólogos e historiadores que sólo "hacen estimaciones". Incluso, pontificaba, que cuando fuera necesario la destrucción de los fenómenos observados así debía hacerse. El instituto donde Gottlieb lleva al protagonista es una versión literaria y crítica del Rockefeller. La persona que está detrás de Gottlieb es Jacques Loeb, un científico cuyo trabajo más conocido es la partenogénesis artificial (experimentando activar el huevo de erizo de mar sin fecundar mediante estímulos químicos).
Últimamente han aparecido enorme cantidad de obras de teatro en inglés con temas científicos puesto que la Sloan Fundation invirtió en promocionar que la ciencia llegué al público. Heinar Kipphardt es autor de Sobre el asunto Oppenheimer que recrea el proceso al líder del proyecto Manhattan por su oposición al programa acelerado de construcción de la bomba de hidrógeno y por supuestos vínculos con comunistas. Tom Stoppard, conocido por Rosencrantz y Guildestern están muertos escribió dos obras con temas físico-matemáticos. Hapgood es sobre espionaje durante la Guerra Fría: un físico y agente hace una entrega que es observada por sus contrarios lo cual influye en los eventos posteriores (así, la obra aspira representar "macroscópicamente" algunos principios de la cuántica. 
Las biografías de matemáticos están de moda, así el libro de Sylvia Nasar Una mente bella que relata la historia de John Nash, Nobel de economía. 
Bohr y Heisenberg, contados entre los padres de la cuántica, además de estar involucrados en los programas de fabricación de las bombas atómicas, el primero con los aliados y el segundo con los alemanes, son los protagonistas del caso Copenhage. Heisenberg fue discípulo de Bohr, fueron amigos. En 1941, Heisenberg viaja a Copenhague a ver a Bohr. Lo que sucedió en esa entrevista es el motivo de la obra Copenhagen de Michael Frayn, que trata de la responsabilidad moral de los científicos ante las bombas. El punto más cabal de esta cuestión es que nadie sabría que ocurrió realmente en la entrevista. Se supone que Heisenberg obtuvo evidencias de la multiplicación de neutrones que para hacer la reacción en cadena debían bombardear los núcleos de uranio (fisión). Para Paul Lawrence Rose, historiador de la ciencia, Heisenberg estaba comprometido con los nazis y si no hizo la bomba fue porque calculó mal la "masa crítica". Para Thomas Powers Heisenberg no hizo la bomba para que no ganaran los nazis. Rose sostenía que el viaje de Heisenberg era una misión de espionaje. De Asúa está de acuerdo con la interpretación de Finn Aaserud quien propugna sobre la base de documentos y registros "interpretar". Para él, aspirar a la objetividad sobre la base de una historia documental es positivismo histórico, historiografía propia del siglo XIX. Frayn, en su obra, utiliza nociones de indeterminación y complementariedad de la mecánica cuántica para expresar los motivos de acción y los juicios sobre estos motivos. 
Una obra de John Banville, Doctor Copernicus (histórico-biográfica) muestra que De revolutioibus tuvo un prólogo que agrego un tal Osiander en el cual decía que el heliocentrismo era sólo una hipótesis matemática para salvar los fenómenos. Esto lleva a la teoría según la cual las teorías pueden dar cuenta del mundo ficcionalmente y esto tiene estrecha relación con el nominalismo, tema desarrollado por Umberto Eco en El Nombre de la Rosa. Según el nominalismo, como es sabido, los universales expresan conjuntos de cosas reales que son lo único que existe. La novela de Eco concluye con un hexámetro del benedictino Bernardo Morliacense: "sólo tenemos los nombres". Todo confluye en la idea de renunciar a una teoría verdadera y aceptar que sólo podemos tener imágenes alternativas para predecir el comportamiento de las cosas. Las memorias La doble hélice de James Watson quien junto a Francis Crick descubrió la estructura de la molécula de ADN, describe las trampas a las que ellos dos recurrieron para llegar donde llegaron (los medios cuestionables para obtener información de los grupos competidores); la obra, por ende, demitifica el llamado credo del científico, y muestra la instancia de la ambición como un pasaje alternativo y real por el que transitan los prodigios científicos.