Roland Barthes — Análisis textual de un cuento de Edgar Poe






Harry Clarke, 1919







El análisis propuesto en el título se hará sobre el cuento La verdad sobre el caso de M. Valdemar. Barthes advierte sobre cierta divergencia a cerca del estatuto científico de la semiología. Puesto que en esta -como en el caso a seguir ahora- un análisis buscará un modelo narrativo, una suerte de gramática del Relato (la mayúscula aquí usada connota lo estructural). Se considera el texto como proceso de significaciones "en trabajo" (de algún modo, móviles), texto que, como en el caso de este cuento, está empalmado sobre otros textos u otros códigos que muestran la intertextualidad, proceso, social, histórico y citacional. El análisis que se practicará aquí, a diferencia del estructural (aplicado al relato oral) se aplica al texto escrito. Barthes, por cuestiones de extensión, refiere que lleva a cabo ese trabajo sobre un texto completo de Balzac, en su libro S/Z
Lo que se hace en este análisis es tomar un texto y clasificar "sin rigor" "algunos de sus sentidos", "avenidas" del sentido como él mismo le llama. El análisis se basa, por esta falta de rigor, en reglas de manipulación y no en principios metodológicos, que presuponen un carácter positivista. Por otro lado, existiría un problema, una laguna, si ese análisis se basara en principios metodológicos. Por lo demás, valga decir, dejaría de lado el campo simbólico. Barthes corta el texto en segmentos contiguos y cortos (una frase, una porción de frases, o hasta cuatro frases), segmentos a los que llama lexias, que son significantes textuales; la lexia es arbitraria -se habló de manipulación-, es un recorte por el cual se observa la repartición de sentidos. Estos sentidos no son los de las palabras sino los de las connotaciones, es decir, los segundos sentidos, que pueden ser asociaciones como relaciones (puesta en relación de dos lugares, a veces muy alejados, del texto). Como lo muestran estas aclaraciones previas, este análisis no comportaría una explicación, a menos que se tome el término en su sentido etimológico: ex-plicación, como despliegue del texto. La explicación clásica de un texto es imposible teniendo en cuenta lo que se ha dicho y lo que Barthes dice después: el olvido de los sentidos forma parte de la lectura; esta especie de epistemología, si vale el término, del texto, lleva a este tipo de análisis; como bien refiere Barthes lo que se hace en el análisis (aunque el análisis es, digamos, más aplicado, estudioso) como en la lectura, es mostrar, ver, las partidas de los sentidos, por aquello de su estructuración en códigos, textos, de que dependen; el texto se (funda en) o arrastra la partida del sentido hacia otros textos.
En este caso, el relato de Poe es tomado en la traducción de Baudelaire, tal como él lo presenta; esto no implica que no se haga alguna que otra referencia a la transformación que implica la traducción. 
Como se refirió, Barthes llama lexias a esa manipulación de fragmentos arbitrarios del texto estudiado. En este caso, tomará también por cuestiones de extensión, dos grupos de lexias (una al principio, y otra al final que se corresponden respectivamente con principio del cuento y con el final). Para no dar mayor extensión a esta reseña, reduciremos las lexias a los giros o palabras cabales que llevan a Barthes a la observación de los sentidos. Cabe aclarar, justamente que este último término (sentido) tiene una relación con el de vectorización, como se verá después, con el de campos comunicantes, de remisiones.  

La primera lexia es, por supuesto, el título: "La verdad sobre el caso de M. Valdemar". En principio, el título es un operador de marca del principio del texto lo que implica la cosificación del texto, (artefacto), o como dice Barthes, el texto mercancía. "Verdad" tiene una función anunciativa perteneciente al código retórico e incluso anuncia un enigma. El artículo "la" esclarece que se trata de una sola verdad. En inglés, este vocablo es "facts" (hechos) que posee un orden empírico; "verdad" (lo que Baudelaire traduce) es de orden hermenéutico, por ello remite al código simbólico más que al científico. Valga decir que el enigma es en sí mismo un código también (el código del Enigma); al hablarse de lo que va a decirse, propio de títulos como éste, se desdobla el lenguaje en dos capas, por lo tanto estamos en presencia del código metalingüístico. La "verdad" misma, como hemos visto antes, pertenece al código simbólico, y tal vez dentro de ello al metalingüístico. Sirva esto de ejemplo para datar que los códigos se entremezclan en un vocablo, giro o como llama Barthes, ex profeso, lexia. El anuncio (código retórico, metalingüístico) cumple una función aperitiva (generar el apetito del lector; apetito edípico bien pudiera llamarle Barthes) y por tanto implica una función suspensiva. En todo apetito hay un cese. Este "apetecible", como le llama Barthes, es término del código narrativo (y por ello mismo del retórico). "Valdemar", pertenece al código socioétnico (se comprobará que Valdemar es polaco). Por otro lado este apellido, significa "valle del mar", abismo oceánico, este sentido, este direccionamiento tan clásico en la vieja crítica literaria, pertenece al código simbólico. "M (onsieur)", tiene una función que reafirma la realidad social, el efecto de real y pertenece al código social.
Lexia 2: "el caso provocó discusiones": Barthes observa que la posición del enigma se retarda (la "posición" remite a la formulación del enigma sin su develamientoparticipación destacable del código científico); no por ello no remite a lo sobrenatural: se diría, connota una historia fantástica (horrible, dice Barthes) cubierta por la coartada científica. De modo que aquí intervienen tanto el código cultural como el científico. 
Lexia 3: "mantener la investigación (en secreto)": estamos ante la presencia del código científico y tal vez policial ("investigación"). Los móviles que refieren porqué se guarda secreto sobre la investigación no se enuncian y por ende ese silencio desarrolla "el sentido" hacia dos códigos: el código científico (por la deontología científica): no quieren hacerlo público por una lealtad profesional, una prudencia; y el código simbólico: el secreto se guarda a manera de tabú sobre la "muerte viviente" de Valdemar (a través, como se sabe, de la hipnosis), que comporta algo "horrible", como gusta usar Barthes. Éste, además, advierte que desde el punto de vista de las acciones narrativas aquí se da la primera: la secuencia "en secreto" comportaría operaciones consecuentes. 
Lexia 4: "descrédito en el público ante lo que consideran un relato falso": se vuelve a plantear el enigma; la falsedad lo remite y además hace aquí anáfora con el título, donde se observa la connotación de error que está implícita en todo enigma. 
Lexia 5: "exponer los hechos": el énfasis del narrador en exponer los hechos supone dos códigos: la ley, deontología científica (es el tema mítico de oposición rumor-hecho) y cumple además la función de mantener el discurso de lo real, por ende, el primer código es el científico. El segundo, es el simbólico puesto que el narrador reclama el favor del hecho en la resolución del problema lo que comporta una sospecha de la significación y mutila lo real del suplemento simbólico, rechazando "la otra escena", el inconsciente. El inconsciente, aquí tratado así por Barthes, está comprendido en el código más amplio, es decir, el simbólico, que trasciende a los demás, incluso el científico. El narrador al ampararse en los hechos toma un rol imaginario (el sabio) volviéndose "asimbólico" y la asimbolia pertenece al código simbólico. En esta lexia aparece por primera vez el "yo" del narrador: pero este yo se desdobla en tres: el del narrador artista, que busca un efecto en el "tu" lector; el yo testigo que testimonia una experiencia científica sobre un tu de sabios; y el yo actor, actante, que magnetizará al tu Valdemar. Estos tres yo corresponden al código de la comunicación. 
Lexia 6: "exponer los hechos sucintamente": el narrador declara que va referir algo, la función es el anuncio y por ello pertenece al código metalingüístico (este tipo de implicancias de este código, en este caso dentro de un relato mismo, establecen un límite entre una historia y otra historia, niveles narrativos (diegéticos). "Sucintamente", tiene tres connotaciones: el de avisar que no será largo, que no se tema, perteneciente al código narrativo; que será breve, habida cuenta se atiene a los hechos, retomando así la superioridad del hecho por sobre el discurso (pertenece al código científico); y al jactarse de hablar brevemente se limita el "suplemento" del discurso (código simbólico). 
Lexia 7: "los tres últimos años el narrador estuvo interesado por el magnetismo": el código cronológico salta a la vista (y dentro de esos tres años se observa que carecen de función diegética, esto es, siendo tres o siete u otra cifra no tendría ello incidencia en la historia); "último" es un shifter, que cumple la función de reenviar a la situación temporal del enunciador y refuerza el testimonio, como ya lo hace el código cronológico. A partir de esta lexia comienzan secuencias de acciones tendientes a formular el enigma (tratar de resolverlo) y que valen por una secuencia que Barthes llama "Programa", implicando una proyección de resolución a través del deslizamiento de datos y procedimientos. De modo que tenemos aquí el código del Enigma. En la referencia al magnetismo aparece el código cultural; el fenómeno del mesmerismo es conocido por su importancia en el siglo XIX. 
Hacemos nota aparte para referir que omitiremos la lexia 8, como asimismo otras.
Lexia 9: "había una laguna": esta lexia permite ver que la secuencia de acciones "Programa" sigue enunciándose. 
Lexia 10: "ninguna persona magnetizada in articulo mortis": sigue la estructura del Programa trazado, donde "la laguna" cumple una función anunciativa que a partir de esta lexia se empieza precisar. El latín "in articulo mortis" es efecto de cientificidad (códigos científico médico y jurídico), asimismo su función es eufemística al decir en una lengua menos conocida un tabú: magnetizar a una persona muerta. Interviene por tanto el código simbólico. También pertenece a este código la campante transgresión del sentido que se hace entre la vida (a partir de la magnetización) y la muerte, opuestos paradigmáticos. Barthes celebra el término que utiliza Baudelaire en la traducción ("usurpación") de la muerte por parte de la vida. 
Lexia 11 y 12: "Quedaba ver si el paciente era receptible a la magnetización": vemos aquí la primera de las tres disyuntivas que responden a la "laguna", las tres tienen una función diegética, esto es, se encadenan dependientemente al desenvolvimiento de la historia. Por otro lado, la respuesta a este problema (si era magnetizable) se responderá más adelante, por tanto observamos algo que le es propio a la estructura narrativa (pertenece al código narrativo).  
Lexia 13: "[Quedaba ver] si la magnetización era atenuada por las circunstancias": dentro de la secuencia (de acciones) del "Programa", se ve aquí la segunda disyuntiva para la concreción del experimento. 
Lexia 14: "hasta cuando se podía detener los avances de la muerte": de esta lexia se dirá que es la tercera disyuntiva. 
Lexia 15: "otros puntos por verificar": esta es una mención de otras disyuntivas de forma global; es un etcétera (según Valéry, el etcétera no existe en la naturaleza). Vemos aquí el código retórico.
Lexia 16: "aquellos puntos excitaban mi curiosidad": es un llamado global a las tres disyuntivas mencionadas, por ende, es un resumen y a la vez un anuncio, pertenecientes al código retórico. Se puede decir, aunque no lo dice Barthes, que el resumen posee una función indicial, o indexical según se prefiera. 

A partir de aquí Barthes, por razones de espacio, como se ha dicho, procederá a un impás en el análisis de las lexias, para luego retomarlas (lexias 103-110). Entre el primer análisis de lexias y el segundo indicará las principales secuencias accionales otorgándoles un nombre distintivo a cada una. Mencionaremos algunas (no todas) de las secuencias. Cabe decir que, las secuencias accionales también son un código, como los otros vistos. También que las secuencias se entrelazan puesto que su nominación es propia del análisis estructural, no comprendiendo la naturaleza del texto (entretejido).
La primera es el "Programa": el programa establecía la necesidad diegética del interés del narrador por llevar a cabo la experimentación de magnetizar. Se cierra con la elección del paciente. Otra secuencia es "Muerte medicinal": ésta informa del mal estado de salud de Valdemar, el pronóstico fatal, y finaliza con la licuefacción del cuerpo. Estos episodios son científicamente lógicos: mala salud, diagnóstico, deterioro, agonía, mortificación y -secuencia sobre la que se hará o retomará el análisis textual o de las lexias- la licuefacción. La siguiente secuencia accional es "Catalepsia": se hace explícito que se sucede siete meses antes del momento narrativo; luego Valdemar está en las últimas y comienza la hipnosis in articulo mortis. Hay otras secuencias más de las que no especificaremos sus títulos pero que corresponden a las preguntas que el narrador hace a Valdemar mientras sucede la hipnosis: en la primera la respuesta es "duermo", en la segunda "muero", en la tercera "duermo, muero"; la respuesta cuarta se especificará después, como se verá, en las lexias siguientes retomadas por Barthes. 
Lexia 103: "el lector no creerá, pero debo seguir". Ante todo, corresponde decir que a partir de esta lexia ya se ha operado la muerte medicinal de Valdemar y por ende la anécdota se reactiva por necesidad narrativa y a su vez aparece lo que Barthes llama "el escándalo lógico" que no es más que el episodio propiamente fantástico del relato (teniendo en cuenta que Valdemar ha muerto). 
Primeramente en "debo seguir" hay anuncio; como ya se sabe, del código retórico y metalingüístico. El "deber" pertenece al código de deontología científica.
Lexia 104: "ningún signo de vida en Valdemar": en la secuencia narrativa "Muerte médica", la muerte era descripta por índices (ej.: mala salud, diagnóstico), aquí se constata a través del código metalingüístico. 
Lexia 105: "vibración, movimiento de lengua (dura un minuto)": vemos el código cronológico con dos efectos: el de real precisión y el efecto dramático (Valdemar hablará porque se mueve la lengua), por ende, función suspensiva. Hay un simbolismo de la lengua ineludible: ella es lo viseral, se refuerza por la oposición paradigmática (valga la redundancia) de la lengua ennegrecida propia de la muerte medicinal. Esta lengua es vital, re-presenta así la vida visceral de la palabra, palabra que por otro lado se fetichiza y por ello Barthes dice que esa lengua es fálica. 
Lexia 106: "brote de una voz de las mandíbulas muertas":  la voz no es dental, externa, civilizada, "valorada por la cultura"; por ende aquí hay código simbólico.
Lexia 107: "voz indescriptible, tal vez unos epítetos: áspera, cavernosa...": presencia del código metalingüístico por la dificultad de sostener un discurso ("voz indescriptible").
Lexia 108: "voz con dos rasgos que la hacían sobrenatural: parecía llegar desde un abismo y era gelatinosa. (He hablado de...)": vemos el código metalingüístico en el anuncio ("dos rasgos"); asimismo el código simbólico en "voz lejana, desde un abismo" que remite a una distancia entre la vida y la muerte que se afirma para mejor negar esa distancia.
Lexia 110: "Respondió sí... no... no dormía, ahora estoy muerto": Barthes denuncia que la connotación de "estoy muerto" es riquísima (existen relatos donde la muerte habla "pero" para decir que está viva); el encabalgamiento vida sobre muerte -que antes mencionamos como "usurpación"- es un desorden paradigmático, de sentido, en otras palabras: destruye el paradigma. Esta frase así dicha y en esas circunstancias no es descriptiva, ni constatativa sino que sólo cumple la función de proferimiento (lo que se llama preformativo). Barthes se interesa por una reflexión psicoanalítica: "estoy muerto" le hace ver que hay un retorno hacia la letra: hay retorno hacia la letra en un preformativo, en lo que no dice nada, digamos, vulgarmente, lo tautológico, si se quiere. Lo simbólico es el campo de la neurosis y la letra forcluye el símbolo abriendo la psicosis.  

Conclusiones aclarativas de Barthes serán las siguientes. Los códigos son campos asociativos, una organización que, en relación al texto, está "arriba" (o antes) de él (supratextual), por ello dan una idea de estructura. Son dèjá vu o dèjá lu (ya leído) o dèjá fait (ya hecho); constatan la escritura del mundo que precede a todo relato. Las marcas cronológicas sirven para recortar el tiempo (la temporalidad es una ilusión que puede crearse), para la dramatización, para la semejanza científica y el efecto de real. El código de la comunicación podría llamarse de destinación: este código merece atención por el marcado cariz psicoanalítico de estos análisis y por ciertas insistencias del propio Barthes; este código no cubre la significancia (lo que interesa al análisis textual y por ello mismo a esta identificación de códigos), designa una relación de dirección y de cambio, de ahí que la comunicación debe entenderse en sentido económico, de circulación de mercaderías. El código simbólico, tal vez más un campo que un código, tiene un sentido psicoanalítico para Barthes: es un rasgo primordial del lenguaje que desplaza el cuerpo y deja ver la otra escena (inconsciente). Se ha insistido en cierta palabra que es la "asimbolia" por ejemplo cuando el narrador se torna en posición de sabio, limitándose a los hechos. El código de las acciones sostiene la anécdota, sus enunciaciones se organizan en secuencias. Los términos de la secuencia accional están ligados entre sí por una apariencia lógica que proviene de nuestros hábitos de razonar, de aquí, de estas palabras "hábito de razonar" el que se le llame lógica endoxal (doxa). Esta lógica endoxal se confunde con la cronológica, (la cronología es un hábito) y fundan una "naturalidad" o inteligibilidad de la anécdota. Es por ello que existen los argumentos (resúmenes) y cierta capacidad de transferir información: por la apariencia lógica que funda aquella inteligibilidad mencionada. El código del Enigma (o hermenéutico) posee una posición (presentación, auspicio, propaganda) del enigma y una formulación (relacionada con su desenvolvimiento); la solución del enigma es la respuesta a la "verdad" puesta en el título y no es una revelación, es una revulsión, según Barthes. 
La noción de texto remite a "tejido", trenzado de voces distintas, códigos distintos, como se ha visto aquí. El texto es, por ende, un volumen, una estereofonía.  
Ese volumen es llevado adelante por la distorsión (los términos de una secuencia están separados y se retoman más adelante). El volumen tiene una irreversibilidad porque dos códigos mantienen un orden vectorizado: el código accional y el del Enigma. La subversión moderna suele actuar sobre este punto (la irreversibilidad), ataca la empiria.  
Pero en los códigos hay una indecibilidad porque la escritura es una pérdida del origen, es donde aparece el volumen, donde no se puede señalar quién habla sino que ello (la otra escena) es lo que habla.