Gilles Deleuze por John Lechte










Según Jean Jacques Lecercle, algunos de los escritos de Deleuze serían de crítica literaria, pero ésta sería "no convencional". Es fundamental advertir que en su filosofía se rechaza la noción de maestro-discípulo, noción que puede visibilizarse desde Nietzsche hasta Schopenhauer. Allí es cuando se advierte, algo que de forma general Lechte llama la lógica del pensamiento horizontal. El "eje" horizontal no implica límites firmes entre identidades. Esta noción de límites entre identidades es propia del pensamiento figurativo, basado en "el Mismo". El eje horizontal produce permeabilidad entre los límites. La tesis doctoral de Deleuze Diferencia y repetición sostiene que el juego de repetición y diferencia ha sustituido en la moderna filosofía al del Mismo y la representación, conceptos ambos, que se cierran sobre sí mismos. El término rizoma ya evoca la horizontalidad, aunque Lechte advierte que este último tiene un más alto alcance. La oposición a la concepción de maestro-discípulo, la concepción de estilo, y la del filósofo que piensa es decir que "crea un hecho de pensamiento", también pretenden cerrarse sobre sí mismas. La concepción maestro-discípulo es imposible en el eje horizontal: el filósofo que piensa se aparta de la historia de la filosofía. El estilo, que se reconoce en Nietzsche, como en otros, convierte a la filosofía en práctica puesto que lleva a la noción de que no existe un sujeto trascendental sino que sólo hay los productos de su filosofía. La noción de origen de Nietzsche -contraria a la de Hegel- sería un ejemplo de acto de pensamiento. Nietzsche, advierte Deleuze, es antidialéctico porque esto implicaría la lógica del pensamiento vertical. El origen (el concepto), en él, es una pluralidad de diferencias. 
La nueva forma de hacer filosofía que advierte en su tesis Deleuze, el filósofo de la diferencia, se enfrenta a la "jerarquía de fuerzas" (o intensidades). Esa jerarquía es el valor del objeto, pero el objeto, tanto como el sujeto, son categorías metafísicas. 
Estudiando a Spinoza, desde él, la noción de ética parece no haber sido demasiado superada: la expresión como modo de actuar y estar en el mundo es precedente a la moralidad que es, una "ética de la alegría" que perfecciona el poder de ese actuar.  
De Proust, le interesan los signos como entidades que "enseñan" algo y no como vehículos para recordar: en la obra de arte los signos son su esencia, nada tienen que ver con el recuerdo. 
De Leibniz estudia el concepto de pliegue, (del barroco), como el ejemplo a tomar con que ejercer la filosofía a través de figuras disyuntivas: el pliegue define la relación de diferencia que posee un concepto consigo mismo. 
Rechaza, a diferencia de Lacan, la teoría del deseo basada en la carencia (y de allí, la represión freudiana). La represión se produce en el proceso de separación de la madre del niño y el acceso de éste al orden simbólico (orden de la ley y el Nombre del Padre, sic). El "postestructuralismo" de Deleuze -que él no lo pretende para sí- parece sostenerse en que el deseo siempre está en movimiento y es un proceso afirmativo de flujos. El Cuerpo sin Órganos expresa el cuerpo político siempre en proceso de formación y deformación. No obstante, para Lechte, los textos más políticos de Deleuze acusarían un nietzscheanismo "sin reservas". Poco importa, si pensamos que todo en filosofía parece metafísica. 
Ossian dijo: "mi alma está llena de otros tiempos"; las palabras, pudieran decir: "mi alma está llena de Parménides".