Susan Blackmore — Despertando del Sueño del Meme*











*Este artículo fue publicado en La Psicología del Despertar: Conferencia Internacional sobre Budismo, Ciencia y Psicoterapia, Dartington 7-10 de noviembre de 1996. Traducido al castellano por Vicente Carbona.

Blackmore se propone despertar de un sueño. Ese sueño es el meme, como indica el título. La idea de "despertar" está en la tradición histórica y religiosa, en la filosofía (y en las pesadillas). Sólo que si despertar es cruzar el umbral habría que saber adonde conduce. 
El meme es un término -concepto ya- acuñado por el biólogo evolucionista Richard Dawkins en El gen egoísta. Así como está el gen o gene, el principal replicador, el biológico, el meme correspondería al replicador cultural. 
Una conjetura que intenta probar la existencia del meme pudiera provenir del budismo. El budismo lleva a mostrar que la mente está llena de pensamientos y lo difícil que resulta desprenderse de ellos. Blackmore llama a esos pensamientos "parloteo infinito", estimando decir, que lo que sucede en la mente es un ir y venir de ideas por lo general intrascendentes. También el Budismo muestra, como otras disciplinas, que la acción del yo no puede detener ese parloteo, ese flujo. De ahí la "ilusión del yo", también con su presencia en la tradición oriental. Ese yo parece ser esos mismos pensamientos, al menos desde el sujeto. 
La idea de "despertar" Blackmore la encuentra en las prácticas Zen de la “mente que no sabe” o en los koans. Con respecto a estos últimos cabe decir que son una práctica tradicional del Zen en la que el maestro (de cierta forma "iluminado", hasta lo que se puede entender hoy) plantea un problema a su discípulo. La respuesta a ese problema nada tiene que ver con la concepción occidental de problema, donde la respuesta requiere volver al maestro como si éste fuera la prueba misma del problema. La respuesta pertenece sólo al discípulo. En esta concepción Zen está presente la idea del lenguaje como una barrera y esa barrera es la que habría que traspasar en los koans. Los koans parecen sólo mostrar el lenguaje mismo y su accionar; ¿cómo lo hacen? A diferencia de la filosofía del lenguaje, utilizan sólo la semántica. Los problemas suelen ser un enunciado que hasta puede mover a la risa puesto que están dispuestos como paradojas, contradicciones, obviedades. En occidente se han desarrollado conceptos paralelos tales como antítesis, paradoja, tautologías, contradicciones, oxímoron y se los ha clasificado como figuras de la retórica. Asimismo el nonsense -que en occidente es si no un género, casi-. Justamente lo que importa en el nonsense no es establecer un referente para la proposición sino sólo demostrar que el lenguaje puede operar sin necesidad de un referente. 
La mayoría de las paradojas están construidas en base a dos sustantivos/verbos... opuestos, fusionándolos, como si uno y otro fueran la misma cosa. Lo que queda es una cáscara que no produce el efecto de significación. Como ve Blackmore, ese parloteo, la significación, nos incumbe, la creemos nuestra propiedad, es portadora de nuestros afectos. 

La idea de meme -si la contextualizamos- se gesta en el seno de la teoría de la evolución por la selección natural darwiniana. Lo que evoluciona es elegido pero lo que lo elige no tiene necesariamente que ver con propiedades intrínsecas de lo elegido. Por otra parte evolucionar intenta referir "perdurar" y "mejorar". Todo aquello que perdura es una copia. Todo aquello que mejora se copia y muta. El entorno como accidente juega un papel importante que beneficia esa perduración. Pero el entorno no basta por sí solo. 
Y aquí es donde se inmiscuye la noción de "selección". Elegir, es justamente descartar. Incluso, biológicamente hablando, el descarte comprende a la mayoría. Es aquí, como veíamos en koans, cómo los términos contienen a otros: el de selección contiene al de supervivencia. ¿Qué supervivencia puede haber si no hay selección, descarte? Aún así, la selección no basta. La copia busca alterar el entorno para cambiar las presiones de la selección. Pero estaríamos frente al límite de la evolución: cambiar las presiones de la selección por la selección misma. 
Blackmore muestra el surgimiento de la vida con este ejemplo de laboratorio: no es posible no imaginar un "caldo primigenio" en el que ha surgido un replicador químico. Les llama "motas" que hacen copias de sí mismas cuando encuentran los compuestos químicos adecuados. Las motas que requieren demasiado cieno agotan los suministros y el tipo de motas que puede usar "isocieno", por ejemplo, sobreviven. La competencia por los compuestos químicos del cieno recrudece, y como consecuencia, la mayoría de las copias mueren. Las copias que se siguen replicando lo hacen porque poseen nuevas y hábiles propiedades tales como: movilidad a través del entorno para abastecerse de los compuestos químicos del cieno o la construcción de una membrana alrededor de sí misma. Continuadamente: la admisión de otras motas en el interior de la membrana o la unión de varias super-motas. Como se ve, el concepto de gen egoísta proviene de esto: la prioridad es replicarse y cambiar es sólo aunque nada menos que un medio para replicarse. Finalmente, observamos la aparición de super-mega-motas, como los animales pluricelulares, con suministros propios de energía y partes especializadas que les permiten moverse y protegerse sin que por ello no sean alimento para super-mega-motas todavía más grandes. 
Este fenómeno de vida -que es, por supuesto, un resumen de millones de años- es llamado por Dawkins “Escalada al monte improbable”. La escalada es este "mejoramiento" por selección que es visible como proceso de complejización observado por las ciencias duras; lo improbable es que este mejoramiento suponga una finalidad y toda finalidad es una violencia por parte del lenguaje a la vida, presente, como vimos, en los koans y en las otras figuras mencionadas.
Ahora bien, acusa Blackmore, el producto de esta perduración que se resume en la idea de la evolución no necesariamente debe devenir en la "mejor solución". Este es el elemento propagandístico y conspiranoide de Blackmore apoyado en el concepto de que la copia es egoísta. 
El replicador principal, el gen, unidad de información codificada en el ADN y leída en la síntesis de proteínas también muestra la ilusión del yo que acusa Blackmore: el gen es anterior -en una escala de complejidad- al organismo, al grupo, y finalmente a la especie. Aunque parece claro que en ese orden de escala la especie posee mayor fuerza en la lucha por la vida que un simple gen. 
Este modelo se vuelca en la noción de meme -definido por Blackmore como instrucción conductual en el cerebro transmitida por imitación- pudiendo alterar al primer replicador. Lo puntual en Blackmore parece ser la cualidad egoísta que comparten gen y meme: las ideas, las melodías, las teorías científicas, las creencias religiosas, las modas, las habilidades se copian sin pretender otra cosa que copiarse. Algunos memes (ideas) conviven mejor con otros memes y así sobreviven, conformando un complejo de memes. 
Según Blackmore, los estudios de la evolución cultural hasta ahora habían subordinado los memes a los genes. Es el punto que le interesa a Blackmore. ¿Cómo sobreviven los memes si no es dependiendo de los genes? Por esta lógica biológica que, como se deduce, no hay separación entre mente y cerebro, los memes serían genes, llámesele innatismo, por supuesto un innatismo para nada cartesiano. Pero debe discernirse la capacidad que tienen los memes de ser afectados por el entorno, concluyendo que más que los memes, el lenguaje es un gen. 
Un ejemplo bastante repetido que se usa de memes que perduran por esta noción controversial de selección es la religión.      
Blackmore habla de una competición de memes como lo que sería la mente, pero en realidad los memes no están lo suficientemente delimitados como para que este argumento sea lo suficientemente exacto. Inclusive, el hecho de que haya memes, como dice, que se juntan con otros para sobrevivir puede indicar que los memes no están, al menos, tan bien delimitados como los genes. Y en consecuencia, esto puede mostrar porqué no queda del todo claro que la selección de memes no requiera del "mejoramiento" de esos memes. 
Blackmore da un ejemplo que parece confuso: refiere una relación entre la melodía fácil de cantar (pegadiza) y otra difícil con la memética. Tal vez deba disociarse la mnemotecnia de la memética. 
En conclusión: el yo es una ilusión por cuanto es un conjunto de memes: vestimenta, profesión, rendimiento, filiación son algunos pocos ejemplos. 
La idea, o ya debiéramos decir meme, -presente en la ciencia humanas- de que el yo, un hombre cualquiera, tiene ideas que son suyas, propias, se invierte: los memes tienen al yo. 
Una suerte de consejo médico enuncia Blackmore al referir la noción de "memes desinfectantes" (“complejos meméticos que destruyen complejos meméticos”): los que ve mejor parados son la ciencia y el Zen. La pregunta que surge -o quién sabe-: ¿es precisamente descriptivo de estos memes el que sean desinfectantes? Aunque las palabras son metáforas, puede que conduzca a pensar en un activismo político con respecto a otros memes. La historia muestra que unos memes han desplazado a otros, pero no porque funcionen como profilaxis: la profilaxis en todo caso es una consecuencia del meme considerado, digamos, "enfermo". 
Para Blackmore, el Zen, como la ciencia, comparten un "escrutinio" de cada concepto. Un ejemplo de koans que cita es: “¿Quién te dirige?” Respuesta: “Los memes, por supuesto.” 
Tal vez más importante que la profilaxis propuesta sea una característica propia de la ciencia: sus invenciones son como koans -en el contexto estructuralista: son significantes puros- y, de ahí que no tienen nada que ver con nada.