Manuscrito hallado en un libro de César Aira











Un amigo me contó que ciertas personas golpearon a su puerta y le dijeron: usted tiene que venir con nosotros, olvide su vida. Luego, en otro lado, conveniente a la ocasión, un hombre con capa negra le dijo que todo lo que el creía entender como real y los otros como absurdo era realmente real, y que como el de ellos, su destino era una zona intermedia, un vida de clandestinidad.
-Nosotros somos los que salvamos, le dijo el hombre de la capa.
-¿Salvar qué, cretino pretencioso? Yo soy paranoico. Me lo dijo un especialista. Usted parece que también es paranoico, deje que le dé su número de teléfono o si prefiere su email, él lo ayudará. Además me avisó que preste atención a las fábulas que circulan, que lea mucho porque los paranoicos, o sea ustedes, suelen aparecer y decir esas patrañas. Todo está en la literatura, me dijo. Empiece por la película esa nueva que ha tenido mucha repercusión, Matrix, me dijo, o lea este libro, y me puso en la manos un libro de un tal Campbell. Esa gente cree que este texto, que en realidad es un libro de teoría, es la historia del hombre, sobre todo mientras usted lo lee, justo en ese justo momento. Agregó que, si mi cabeza era perezosa, visionara la película "Volver al futuro, episodio 2" y que prestara atención a la escena en que un viejo se decía a sí mismo (o sea a su doble temporal) -gracias a un burdo pero suspicaz viaje en el tiempo- que alguien vendría a robarle un almanaque de resultados deportivos que reflejaba los resultados de los siguientes cincuenta años. Eso mismo hacen ellos, vendrán por usted, subrayó el especialista.
He descubierto otro tipejo que dice patrañas como ustedes, habla de histéricos que creen que los persiguen cuando en realidad él se manejó toda su vida como un histérico. El histérico, básicamente, es la persona que cree que los que dicen que lo aman lo quieren hacer pedazos, por ello su destino es el del perseguido y por perseguido su destino es el de interrogar -como si en ello diera en algo- aquello que le ha perseguido. Ese tipejo se llamaba Arthur Schopenhauer pero en realidad decía que era un marciano que había cobrado la forma Georg Wilhelm Friedrich Hegel para que los demás se le acercaran así se producía un proceso beneficioso que él definía cuando no había gente a su alrededor como "apestaré a la gente". En público usaba otros términos más engañosos como "yo soy la cosa que toma la forma de un hombre, sólo que ante los hombres". 
Así que no señores, pueden irse por donde vinieron.