Sobre Herbert Quain




by Colegio Nuevo Continente






Herbert Quain muere en Roscommon. El lugar existe (Irlanda). Sin embargo no existe Quain y por ende ninguna necrología en el Times o en el Spectator
El lector no avenido, o el actual puede desconfiar de la veracidad de tales lugares, sobre todo aquel que pudo haber leído este cuento en las primeras ediciones de El jardín de senderos que se bifurcan
La mayoría de los cuentos de Borges discurren como reseñas, y gran parte de estas reseñas, están compuestos de exordios desconcertantes -palabra gustativa en Borges, y todavía más antes, cuando estaba envuelto en barroco, prefación-. Acaban con el final de la reseña. O dicho así: nunca comienza a hablar de lo que propone hablar. No son desconcertantes por sí mismos, el desconcierto es un atributo de lo desconocido. Sin embargo, esos exordios no son para nada ornamentales, contienen auténticas conjeturas deslizadas con la liviandad que rechaza el verbo dictatorio y que provee esa modalidad discursiva de la presentación. 
Así, la teoría del fárrago que se adjudica al Spectator va unida a la cordialidad: su reseña es menos lacónica que la del Times. Este matutino otorga a la obra del inexistente Quain un «epíteto laudatorio corregido o amonestado por un adverbio.» Léase está referencia inútil como una excusa para referir la proximidad de la corrección y la amonestación que lleva implícita la de la contradicción lógica o nulidad referencial como la mejor alabanza. 
Quain es por supuesto un alter ego de Borges. Sus libros son experimentales también y poseen una «lacónica probidad», y también poseen la amonestación por carecer de las "virtudes" de la pasión. 
Ya se puede leer el alter ego como una hipálage heteronómica cuando no de una vida, sí de un estado de ánimo o de una circunstancia en la que el autor se ha visto involucrado. Tal es así que para ambos la historia es la disciplina inferior. Tal es también que Quain y Borges están atravesados de Macedonio Fernández quien observaba la belleza como un hecho común. En otras palabras, la buena literatura es común. Teoría que no teme contradecirse en alguna que otra más o menos lograda intimidad. Para ello Borges ejecuta una chiste hermético que la mayoría puede llevarse por delante «asombrarse de memoria es difícil». La historia es, en suma, un fárrago que oprime el asombro. 
Valga decir, a esta altura, que todo el texto está planteado como un desplante infantil o un chiste y que condesciende a veces a las mismas cosas que critica. 
Otra idea que no es de Quain es la de la inutilidad de los "libros pretéritos", la cual Borges sopesa, prueba o malea, en esta atribución a aquel. 
El primer libro de Quain es The God of the Labyrinth. La referencia es escueta: policial, entonces asesinato sin autor, entonces enigma, entonces un detective, entonces solución del enigma. Siempre Borges evoca la transfiguración de la memoria de la cual predica «empobrece (purifica)»: por ella hay otra filiación, en este caso oximorónica, de términos propios de la sentencia, en un discurrir liviano, sin verbo, como una pincelada. Le interesa de toda la obra una frase de tal imposible párrafo, lo único que existe de ese libro llanamente: la misma refiere que dos ajedrecistas no se habían encontrado por casualidad. La frase, dice Borges, es regresiva como la novela misma: el enunciado lo aprueba: «Todos creyeron que el encuentro de los dos jugadores de...» Una confusión se opera en el lector a partir de esa minúscula apreciación que da lugar a otra conjetura borgessiana: el lector comprueba que la solución dada es errónea, que el detective no acertó y que nunca pudo averiguar que en realidad nunca había acertado. No por ello la solución que da el lector al volver las páginas es la verdadera, a pesar de que Borges diga eso. Lo importante es la teoría del policial clásico como una extrapolación al plano ficcional de un positivismo falaz. La solución pudiera haber sido siempre otra. En otros cuentos de Ficciones se podrá observar la parodia del policial o la extenuación del mismo. 
Pero este fenómeno de implicaturas semánticas no sólo se da al nivel de todo Ficciones sino también de la obra del tal Quain. No es casual que en el mismo texto la historia, el género policial y los géneros discursivos estén tratados bajo el engañoso entramado de la reseña bibliográfica. April March -sin comas- es el segundo texto atribuido a Quain y es el título que a este cuento-ensayo Borges puso en ediciones originales o primeras. En este texto también hay identidad Borges-Quain. Ambos escriben textos regresivos: la cualidad o característica de Borges es que el relato es regresivo por su escritura sustantivadora. Por ello cada párrafo o frase tiene una cualidad separativa del resto y por ello sintagmáticamente retroactiva: Whitman y el barroco quevediano pueden referirse como influencias; también Borges-Quain no se toma sino como un juego sus ficciones. Recuérdese la referencia constante de Borges para con su literatura como una impostura. 
Este libro de Quain April March posee puntos en común con un texto de Francis Herbert Bradley. De éste, como ya se ve -salvo corrección historiográfica-, pudo haber tomado el segundo nombre de pila para su alter ego Quain. Nombrado Schopenhauer, también al paso pesado referido, la obra de Bradley puede ser un punto en común que halla Borges entre Schopenhauer y Hegel. La Voluntad del primero y el Absoluto del segundo se identifican, tal vez, bajo la canónica medianía inglesa de Bradley. La obra más célebre de Bradley, Appearance and Reality es citada por Borges aunque con una interferencia en las fechas. La obra sería de 1893. Borges la refiere de 1897. Tal es la burla de Borges que escribe una nota al pie que principia «Ay de la erudición de Herbert Quain, ay de la página 215 de un libro de 1897». Este último, el de Bradley. En la nota también tenemos una referencia a Teopompo, historiador griego, en referencia a unas frutas boreales que originan una regresión en el tiempo al comerlas. También es posible referir una prefiguración del cuento «El informe de Brodie» ya que Borges coloca aquí el motivo de aquel cuento: un estado en el que recordamos el porvenir e ignoramos el pasado que puede ser la definición burlona de la vida que hemos olvidado. Una característica de los pueblos referidos por Brodie, narrador-personaje en un segundo nivel de diégesis, merece mencionarse aquí: comer es tabú. El origen de un proceso también escatológico como comer puede relacionarse, para su observación, con su incapacidad de recordar el pasado. Asimismo, se puede relacionar la noción de trama con la de futuro y la de pasado con la de argumento. 
Otras menciones a otros autores hay que por lo demás es pulsar en los lectores una compleja red de asociaciones. 
Borges insistirá en la trama de April March: es regresiva, mas no el argumento. En un primer tiempo se refiere que la novela consta de trece capítulos: el primero "argumenta" un diálogo entre dos desconocidos en un andén, el segundo, la víspera "temporal" a ese encuentro, el tercero es otra víspera posible a lo referido en el primer capítulo. Ídem para el cuarto capítulo.
Borges desaprensivamente propone un cuadro que comete un error deliberado o no, donde el primer capítulo es "z", y las tres vísperas respectivas "y". El problema o error surge al adentrarse en las tres vísperas si se tiene en cuenta una numeración inclusiva; así y1 sería 1.1, y2 sería 1.2, y3 sería 1.3. Existe una negación de esta jerarquía obligada en la propuesta de vísperas posibles: todas ambicionan ser y1 o 1.1. La cuestión no queda allí; cada víspera se divide a su vez en tres posibles vísperas representadas con el valor x. La inversión o regresión, da lo mismo, es clara ya en el cuadro: connotativamente el primer capítulo al ser z se entiende como el último. Luego se dice el lector que cualquiera pudiera ser el último. Pero Borges dice también desaprensivamente, puesto que lo enuncia al soslayo, aprovechando que todavía no ha referido nada del libro en cuestión, mediante mecanismo parentístico y ocultando el dato en la denotación de una fecha que poco importa, que el libro tiene una sola parte. Así: «cuya tercera (y única) parte es de 1936». 
Algo abrupto surge todavía en la trama del texto del mismo Borges: de repente afirma que los últimos nueve capítulos (los representados con el valor x) son novelas. Ahora April March se transforma en nueve novelas para las cuales hay tres "largos capítulos" y uno final. De manera que la variedad de cada novela ¿dónde está? De más está decir que en esta regresión abrupta propuesta por Borges el factor de vísperas se anula, el paralelismo se reduce exponencialmente.
Quiere decir con ello alguna burla hacia la novela. Más aún si cada novela es también desaprensivamente referida como de índole simbólica, sobrenatural, policial, comunista, no comunista estamos en presencia de la burla de la novela y de los géneros discursivos. Anderson Imbert, uno de los primeros refractarios a la obra de Borges, pudiera haber dicho que Borges no era escritor sino un matemático frustrado, lo cual si bien se observa no es más que baladronada cuartelera. 
Aún así hay una referencia clara a la vindicación del género fantástico cuando Borges destaca una supremacía en la novela o capítulo x9. Su preferencia por este subgénero -dicho por la teoría- puede verse en estas palabras: «los otros están afeados por bromas lánguidas y por seudoprecisiones inútiles». Leer empezando por las novelas x1, x2... es crear una cronología, básicamente el relato decimonónico francés. De más está decir que la teoría de los mundos paralelos como fuera y sea enunciada y la teoría de los paradigmas (para-dogma) está enunciada aquí sin mencionar esos nombres que tal vez hubiesen molestado a Borges. Las bromas trabadamente herméticas se siguen cuando Borges refiere que dos novelas (x7 y x8) no son individuales justamente por su yuxtaposición. 
La tercera obra de Quain referida es un drama en dos actos The secret mirror donde de suyo el título reza, desplegadamente: el espejo que dejando de ser símbolo todavía refleja.
Aquí Borges confunde trama con argumento según la óptica de la teoría literaria, pero confunde bien: dice que Ulrica Thrale (hija de un general) es el centro de la "trama". Este nombre es el modelo biográfico de Borges -la mujer escandinava, como muestra su cuento «Ulrica»- y lo que es casi lo mismo, su modelo de mujer «amazona y altiva». Esa mujer suele ser lacónica como su misma aspiración estilística (Borges-Quain), con diálogos «vanilocuentes» y epigramáticos, estereotipo de preciosismo, dama atigrada de salón, prostituta sin vergüenza de su profesión. 
Los dos actos son temporalmente paralelos y no consecutivos, igual que las vísperas de April March. El primer acto es una suerte de sublimación o ensoñación del segundo.   
El autor del segundo acto no es Quain, sino un personaje, Wilfred Quarles «autor dramático» (léase en la utilización borgessiana del encomillado: teatral, patético, compungido, o apocado) que es también el alter ego de Borges que se llama de otra forma (en el acto segundo) y no es autor dramático sino comisionista, es decir otra es su profesión, como sucede con los demás personajes en este acto. Este personaje ha operado una ilusión propendiente a la alucinación de índole de Emma Bovary por medio de la cual ha transformado la pensión irlandesa de Quain-Borges en la que vive en la mansión del general Thrale, padre de Ulrica. En el segundo acto todo se frustra, dice Borges. Sin embargo esa apreciación sólo es ejecutable bajo la mira cronológica de los dos actos. Entiéndase: nada hay frustrado si los dos actos son paralelos y no consecutivos.
Borges, que ha leído y abominado de Freud*, termina diciendo que la crítica vio en ese libro de Quain una forma de entenderlo: el texto debe ser freudiano, así se entiende y es obra maestra. Borges-Quain no queda satisfecho con ese éxito típicamente burgués y escribe entonces una obra con la que se "desquita",  Statement (en español, "declaración"). Esta obra, pacientemente rencorosa  -"no he terminado, tengo todavía algo que decir"-, a diferencia de la anterior, es la menos alabada, conocida y "acaso la más secreta" (dígase esto último en secreto o balbuceo). Ese libro resumiría una teoría de Borges-Quain: el lector estaría extinguiéndose porque todos quieren escribir y lo hacen o lo pueden hacer. Tal vez algo que entrever con la profesionalización del escritor. Statement es Examen de la obra de Herbert Quain -si se quiere se puede decir en vez "es como"-: en las dos se proponen argumentos que se frustran para escritores frustrantes.
Y para terminar, como si Borges fuera un cómico sin público o la sonrisa autista de un ciego, desliza que se ha inspirado en un cuento de Statement para su relato «Las ruinas circulares», cuyo argumento también se frustra, sólo que esta vez y a diferencia de los libros que critica, deliberadamente.**  
En Borges aún lo falsificado es pensable. Es la definición del peligro.








* Revisar aquí la propuesta de Quain de que su obra sería imitada bajo el modelo binario (va otro cuadro). La vanidad de Borges puede que llegue muy lejos aquí, refiriéndose a sí mismo como los demás se refieren a él. Una obra suya es un espejo per se o el tópico "espejo", una variación apenas de otro autor o teórico, como cuenta el mismo Borges que le sugirió una alumna entre el poema «El Golem» y «Las ruinas circulares». 

** Dígase: El jardín de senderos que se bifurcan, compuesto originalmente de ocho cuentos al igual que Statement, es la declaración del asombro como un jardín donde los senderos se bifurcan.