Ocho tautologías de Iván Ilich




by Pavel Biryukov, 1848





«Ese distanciamiento hubiera podido afligir a Ivan Ilich si éste no hubiese considerado que no debería existir.



»... no contestó, sino que se apresuró a terminar de comer, considerando que su moderación tenía muchísimo mérito.



»... aquello atraía su atención hacia sí, no para que él tomase alguna medida, sino sólo para que él lo mirase fijamente.



»Ivan Ilich sabe plena y firmemente que todo eso es tontería y pura falsedad...



»-¡Oh, oh, oh! -gritaba en varios tonos. Había empezado por gritar "¡No quiero!" y había continuado gritando con la letra O.



»En ese mismo momento Ivan Ilich se hundió, vio la luz y se le reveló que, aunque su vida no había sido como debiera haber sido, se podría corregir aún.



»-¡Éste es el fin! -dijo alguien a su lado.
Él oyó estas palabras y las repitió en su alma. "Éste es el fin de la muerte" -se dijo-. "La muerte ya no existe."



»Ivan Ilich había bailado con la princesa Trufonova, hermana de la fundadora de la conocida sociedad "Comparte mi aflicción"»






De La muerte de Iván Ilich
Narrativa breve