Tres poemas de Mahmud Darwish




by Actualidad Kurda




— El ciprés se ha tronchado


El ciprés se ha tronchado cual alminar
Y se ha dormido
De camino a la austeridad de su sombra,
Verde, oscura,
Tal cual. Nadie sufre ningún mal.
Los coches han pasado, rápidos, sobre sus ramas.
El polvo ha cubierto los cristales...
El ciprés se ha tronchado pero
La paloma no ha dejado su nido público
En una casa vecina.
Dos pájaros migratorios han volado sobre sus alrededores
Y se han intercambiado algunos símbolos.
Una mujer ha preguntado a su vecina:
¿Has visto pasar una tempestad?
Ella ha respondido: no, ni una apisonadora...
El ciprés se ha tronchado.
Los que han pasado por sus ruinas han dicho:
Tal vez se haya cansado del descuido,
O esté caduco porque es grande cual jirafa,
Tan vacío de sentido como una escoba,
Y no da sombra a los enamorados.
Un niño ha dicho: yo lo he dibujado perfectamente,
Su silueta es fácil. Una niña ha dicho:
El cielo hoy está incompleto porque el ciprés se ha tronchado.
Un joven ha dicho: el cielo hoy está completo
Porque el ciprés se ha tronchado.
Y yo me he dicho:
No hay misterio ni evidencia,
El ciprés se ha tronchado, eso es todo,
El ciprés se ha tronchado.


*


— Lecciones del Kamasutra


Con la copa engastada de lapislázuli
la espero,
junto al estanque, el agua de colonia y la tarde
la espero,
con la paciencia del caballo preparado para los senderos de la montaña
la espero,
con la elegancia del príncipe refinado y bello
la espero,
con siete almohadas rellenas de nubes ligeras
la espero,
con el fuego del penetrante incienso femenino
la espero,
con el perfume masculino del sándalo en el lomo de los caballos
la espero.
No te impacientes. Si llega tarde
espérala
y si llega antes de tiempo
espérala,
y no asustes al pájaro posado en sus trenzas.
Espérala,
para que se sienta tranquila, como el jardín en plena floración.
Espérala
para que respire este aire extraño en su corazón.
Espérala
para que se suba la falda y aparezcan sus piernas nube a nube.
Espérala
y llévala a una ventana para que vea una luna bañada en leche.
Espérala
y ofrécele el agua antes que el vino, no
mires el par de perdices dormidas en su pecho.
Espérala
y roza suavemente su mano cuando
poses la copa en el mármol,
como si le quitaras el peso del rocío.
Espérala
y habla con ella como la flauta
con la temerosa cuerda del violín,
como si fuérais dos testigos de lo que os reserva el mañana.
Espérala
y pule su noche anillo a anillo.
Espérala
hasta que la noche te diga:
no quedáis más que vosotros dos en el mundo.
Entonces llévala con dulzura a tu muerte deseada
y espérala...


*


— Sobre esta Tierra


Sobre esta tierra hay algo que merece vivir: la indecisión de abril, el olor del pan
al alba, las opiniones de una mujer sobre los hombres, los escritos de Esquilo, las primicias del amor, la hierba
sobre las piedras, las madres erguidas sobre un hilo de flauta y el miedo que los recuerdos inspiran a los invasores.
Sobre esta tierra hay algo que merece vivir: el fin de septiembre, una dama que entra,
con toda su lozanía, en la cuarentena, la hora del sol en la cárcel, una nube que imita un grupo de
seres, las aclamaciones de un pueblo a quienes ascienden a la muerte sonriendo y el miedo que las canciones
inspiran a los tiranos.
Sobre esta tierra hay algo que merece vivir: sobre esta tierra está la señora de
la tierra, la madre de los comienzos, la madre de los finales. Se llamaba Palestina. Se sigue llamando
Palestina. Señora: yo merezco, porque tú eres mi dama, yo merezco vivir.






De Antología

Dato de la edición fuente: No pone el traductor.