Ludwig Wittgenstein. Grandes filósofos




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Algunas notas para leer mientras se carga el audio:



La filosofía 
La filosofía es llevar al sinsentido la opinión y al sentido la paradoja

Esa definición es, además, un aforismo interesante, inspirado por las ideas de Wittgenstein. Perfectamente extraíble de allí.

Pero hemos de ver que toda frase es un disparate. 

El espejismo del lenguaje reside en la percepción o relación con el mismo como si este fuera una ecuación o algo fundado en la certeza: la gente se imagina una pierna de jamón en la heladera y no en sobre una cama con sábanas recién lavadas; sin embargo esto no es así necesariamente, ya que es imaginable el caso menos común, es decir el segundo. 

El "factor ecuacional" del lenguaje, pongámosle por nombre así, de ese modo opera en la gente cuando no se permite ver algo en otro lugar que no sea el que acostumbra ver en un lugar determinado; lo mejor de la ecuación propiamente dicha es que no se puede decir mucho más que lo que ella dice, es decir, la operaciones matemáticas reducen la imaginación que le es tan característica al lenguaje. 
Comparemos entonces el comportamiento de las matemáticas con el de las "compulsiones instintivas" o como el mecanismo que observa en las cosas la biología. A continuación, hagamos un ejercicio de deconstrucción o desmembración del preci(o)so aforismo de arriba (mero plagio inconsciente):

FS = SS / D = S / PD

donde FS es FiloSofía; SS, SinSentido; D, Doxa (opinión); S, Sentido y PD, ParaDoja (contra opinión).
Desmembramos también las palabras compuestas —sin olvidar la belleza de las complejas—, por ejemplo "Filosofía" en F y S (amistad y sabiduría, respectivamente). 
Si decimos "La filosofía es llevar al sinsentido la opinión y al sentido la paradoja", bien pudiéramos decir el primer término del enunciado o el segundo con presidencia del otro; decir sólo: "La filosofía es llevar al sinsentido la opinión", o bien sólo "La filosofía es llevar al sentido la paradoja"; la razón por la cual no lo decimos así y preferimos la frase más larga es porque con ella reforzamos lo que queremos decir: somos publicistas o estafadores o posamos, da lo mismo. Por ello ese aforismo es un espejismo, porque el nexo copulativo "y" indica que no hay necesidad de lo que sigue. Y al no haber necesidad de lo que sigue, hay igualdad (=). 
La filosofía actúa comprendiendo cosas de este tipo, regularidades inservibles, obviedades, y cómo el poder —si es que esto es algo— está constituido por el desconocimiento de esas obviedades.


El giro lingüístico en filosofía
El así llamado "giro lingüístico", cuyo fogonero oficial es Wittgenstein, su cuasi fundador o su figura más emblemática, más que formular que la investigación filosófica debe tratar sobre el análisis del lenguaje, muestra que éste imposibilita la investigación o le pone límites. La pregunta que va aquí sería ¿es el lenguaje el que pone límites o es su análisis? El lenguaje, tal como está, (recordemos el caso de jamón) entorpece una investigación o bien el lenguaje está agotado.  


Datos significativos de la vida de Wittgenstein
Sobre la biografía de Wittgenstein hay un dato que no cierra. Homosexual culpable por serlo, con transes depresivos, pensó en el suicidio más de una vez. Tres de sus hermanos se suicidaron. Todo eso es claro, históricamente datado, pero ¿Por qué "la filosofía le salvó la vida" a Wittgenstein, como ya es lugar común? Esa proposición, la de "la filosofía le salvó la vida" es muy freudiana (o especulativa) para el gusto de Wittgenstein, a quien lo caracterizó la búsqueda de la precisión. La hipótesis está hecha y es: "la filosofía ayudó a Wittgenstein a alargar su vida, etc.". Ahora, bajo la filosofía de Wittgenstein mismo, la hipótesis ya no sirve más que para empezar a ver en ella, a partir de ella, todas las probabilidades omitidas. Por ella.

A Wittgenstein no le agradó el prólogo que su maestro, subestimado, Bertrand Russell, le hizo para su libro más famoso y por el cual es recordado, el Tractatus logico-philosophicus.
Las razones más plausibles del inconformismo del prólogo de Russell al Tractatus puede que sean: el apego que Wittgenstein tenía con sus propias ideas, la oscuridad del libro, el temperamento más desprendido de Russell, que éste estaba más a la vuelta de sus investigaciones porque había empezado a convertirse en divulgador, que leyó el libro y éste no maduró en él. Al fin de cuentas lo que Wittgenstein había escrito no era para tanto; lo que más importaba era que inspirara a otros: lo que sucedió. Russell era un profesional ya hecho entonces —lo que juega en contra de no se sabe todavía qué—, de modo que su la influencia en éste del Tractatus puede considerarse menor. 
Nada es para tanto porque todo pertenece a una época. Más allá del temperamento obsesivo de Wittgenstein, opuesto así al más desprendido de Russell, esta idea "de que nada es para tanto" porque todo está situado se muestra en su obra. 
Ahora bien, si nada es para tanto porque todo es epocal, todo es para tanto porque no existen épocas. Zen. Y más Zen. Lo que enseña que más importa que se pueda decir algo que lo contrario. Sólo recién cuando se puede formular algo aparecen   los contradictores.


El Tractatus
El libro más famoso de Wittgenstein es, todo los saben, el Tractatus logico-philosophicus.
Algo asusta de este libro: se supone que sus enunciados, frases, aforismos son "proposiciones", como quien dice "ley". Eso hace creer que se le merece mayor respeto. Pero esto no debe ser considerado así hoy en día. El Tractatus, aun cuando un libro sobre lógica que vivificara la investigación científica, no deja de ser un libro filosófico. 


El tema del Tractatus
En un acercamiento muy rápido se puede decir que este libro trata, sirviéndose de una investigación rigurosa en la lógica, de aquellos enunciados que aun cuando la gente los cree verdades simplemente son especies de sugestiones que el lenguaje ejerce sobre la gente misma.
La insistencia de que este libro es o trata sobre ética, enunciado así por el mismo Wittgenstein, comprueba antiguas teorías humanísticas o literarias según las cuales obra y vida no son dos "entidades" "separadas". Si el libro habla, además, en una parte delimitable del mismo, sobre la ética, y todo el libro habla a su vez de la ética, lo mejor que se puede pensar es cómo escribió Wittgenstein este libro: básicamente como algo de vida o muerte, o como el género de libro de viaje iniciático. Esta característica no se da en todos los casos: hay escritores que escriben libros como van al baño o creen que escriben porque leen. 

El Tratatus habla de dos tipos de proposiciones. Están las proposiciones de la lógica, las que muestran lo que las proposiciones del lenguaje "dicen". 
Esto se puede resumir en las palabras de Samuel Cabanchik: "Hay un indecible que es el de la forma lógica: condición de toda decibilidad pero ella misma no decible sino sólo mostrable"
En otras palabras: 
"Decible" es aquello que se puede decir de dos o más formas sin alterárselo (las proposiciones del lenguaje, por ej.);
"Mostrable" es aquello no se puede decir de otro forma sin alterárselo (las proposiciones de la lógica, por ej.). "Sin alterárselo" hasta lo que ve el ojo. 

El libro habla de religión, ética y estética, igualando esos tres conceptos.
La religión en tanto no se comprenda como sistema de ideas o creencias se emparenta a la ética y la estética. La expresión críptica (enigmática) "no existe en el mundo" para todas ellas (ética, religión, estética) quiere indicar que no son datos verificables y que la forma proposicional en que se expresan carece de sentido, o sólo se muestran. Así, esas tres señoras referidas (ética, religión, estética) se parecen a una fórmula en lo siguiente: sólo funcionan, silenciosas, como una conjura. Tal vez reptan.

La relación de las proposiciones que se muestran con la noción de "lenguaje privado" interesa un cotejo. No hay igualdad entre ellas. Lo que muestra este lenguaje privado es la propuesta del Freud de Lacan según la cual el inconsciente es más público de lo que se cree y está, como quiere Lacan, fundamentado en el lenguaje. Nada va a decir (y hasta mostrar) el hombre si quiere expresar un hombre que estructuras lingüísticas. 
En Lacan el trivialísimo "otro" en sus dos variantes (con mayúsculas y con minúsculas) es un adjetivo que, curiosamente, toma el lugar de un sustantivo apenas rayano en el pronombre. Pocos conceptos encierran el carácter inmanente del símbolo, y al mismo tiempo figurativo o ilusorio. 
En otras palabras no hay lenguaje privado para Wittgenstein del mismo modo que para el Freud de Lacan el inconsciente es la presencia activa del Otro en la mente de un sujeto, basado este en la prácticas colectivas de los hombres.


Conclusión
La definición final de filosofía de Wittgenstein es una suerte de elogio del problema, en ambos sentidos (en el sentido moral y en el sentido práctico): donde desaparece le problema ya no hay filosofía, pero cualquier problema no existe fuera de un juego de lenguaje, de una situación, un conjunto de reglas. Todo problema surge de la disfunción de esos juegos, situaciones o reglas. 

Pensar que toda la filosofía de Wittgenstein está en el Zen debe hablar de la imposibilidad mental de todo intelectual para plegar las repeticiones y, en ese pliegue, disolverlas. Aplicando así una extensión de la noción de W. de "parecidos de familia": esto es, la filosofía de Wittgenstein es familiar o demasiado parecida al Budismo Zen. En esta última herramienta que deja Wittgenstein llamada "parecidos de familia", hemos de ver, siguiendo sus aporte, que siempre donde vemos parecido vemos un parentesco (es decir, una familia); por lo tanto la "herramienta" analítica de Wittgenstein es pleonástica (redundante, y por ello ella misma defectuosa).

Un ejercicio en el cual podemos aplicar estas herramientas que da Wittgenstein es al observar la siguiente proposición: 
"Dios es ateo". 
O dicho así: nadie puede ser partidario de sí mismo, o más filosóficamente: ninguna entidad conocida, por observación, aspira a sí misma. La entidad misma es esa aspiración.